Olivia de Haviilland. Un siglo de historia
Olivia de Haviilland ((Tokio, 1 de julio de 1916), ganadora de dos oscars (To
Each His Own y La heredera), ya centenaria desde hace
unos días, es la única superviviente del reparto protagonista de Lo que el
viento se llevó, sin duda la película más famosa de la historia del cine amén
de un alegato (reprimido) de los “valores” sudistas. Si no me equivoco, es junto con Kirk Douglas,
la última representante del Hollywood
dorado de las estrellas, el glamour y la elegancia, pero sobre todo de grandes
títulos en los que ella
descolló con una magnífica gama de personajes llenos de matices. Olivia que había nacido en Japón donde su padre ejercía de abogado (en Tokio), pertenecía a una rancia familia de origen británico, se convirtió en una de las
estrellas más admiradas
de Hollywood desde mitad de los años treinta hasta entrado los sesenta. Como
todo el mundo debe saber era hermana de Joan Fontaine (cuya enemistad era no
menos conocida aunque pocos sabían porqué y a quien le importa), empezó en el
cine cuando era universitaria, entró en la Warner Brothers,
donde hizo equipo con el australiano Errol Flynn con el que constituyó una de las parejas más
celebradas de la historia del cine. Entre los títulos que protagonizaron se
cuentan: El capitán Blood (1935), La carga de la brigada ligera (1936), Robin de los bosques (1938) o Dodge, ciudad sin ley (1939), sin olvidar
La vida privada de Elisabeth y Essexdescolló con una magnífica gama de personajes llenos de matices. Olivia que había nacido en Japón donde su padre ejercía de abogado (en Tokio), pertenecía a una rancia familia de origen británico, se convirtió en una de las
Títulos que fueron reestrenados con
éxito en diversas épocas, y que fueron celebrados por las nuevas generaciones a
través del formato televisivo. Son películas que todos los aficionados del cine
han visto, y que forman parte del imaginario colectivo, y tiodas ellas fueron
dirigidas por el húngaro Michael Curtiz que había jugado un papel notable en la
revolución de 1918 de su país, pero que luego se inclinaba hacia lo que le
pe4día la productora, so sí, si era progresista como Casablanca, pues mejeor.
Curiosamente, mientras que Captain Blood
y Robín son películas justamente
consideradas como alegatos libertarios, La
carga… y Camino de Santa Fe tienen un carácter reaccionario integral. La
única dirigida por otro fue Murieron con las botas puestas
(Raoul Walhs, 1941),
quizás la más mítica y controvertida de todas ya que convierte al general
Custer en un general comprensivo con los pieles rojas que tenían todos los
derechos a su favor
De Haviilland ganó dos estatuas
doradas del Oscar como mejor actriz por las películas Vida íntima de Julia Norris (To
Each His Own, Mitchell Leisen, 1946)
y por La heredera (1949), una
de las obras mayores de William Wyler, una lograda adaptación de la magnífica
obra de Henry James, junto con Montgomery Clift y Ralph Richarson, dos
personajes femeninos antológicos entre los muchos que interpretó al lado de otros mucho menos
logrados.
No hay que decir que su mayor éxito le
llegó con Lo que el viento se llevó (EUA,
1939), donde encarna a la dulce y bondadosa Melania, prima de la
telúrica Scarlett O'Hara (Vivien Leigh), esposa del sudista Ashley (el
también británico Leslie Howard que falleció poco después trabajando como espía
contra los nazis) y observadora del prepotente Rhett Butler (Clark Gable).
Aunque todo el mundo pensaba que la película iba a ser un colosal fracaso: la
búsqueda de una intérprete para el personaje de Scarlett O'Hara había durado
tres años para desesperación de su productor; en el plató se sucedieron tres
directores: George Cukor, Sam Wood y, aunque todos contribuyeron a su rodaje,
fue finalmente el más disciplinado Victor Fleming (La isla del tesoro, con
Wallace Beery y Jackie Cooper)), y "la prensa y todo Hollywood estaban
aburridos mucho antes de que terminase el rodaje". Olvia declaró más
tarde, que “Estaba convencida de que la
película triunfaría porque contaba una historia real con personajes reales.
Estaba convencida de que Gone with the Wind
tendría una extraordinaria y larga vida como película. Y, Dios mío, si la tuvo;
la tiene y la sigue teniendo hasta hoy". Su primer pase por la TV en los Estados Unidos en los
años sesenta hizo que las calles del país se quedaran vacías…Olivia fue
nominada por ese filme al Óscar a la mejor actriz secundaria que terminó
ganando su compañera de elenco Hattie McDaniel (Mammy), la primera intérprete
negra en lograrlo. Un premio más que
merecido pero no exento de significado: se trataba de limar en lo posible el
contenido racista inherente a la novela de Margaret Mitchell, una admiradora
del KKK.
En 1943,
De Havilland desafió en soledad a uno de los más poderosos estudios de la meca
del cine y demandó a Warner Bros al amparo de la ley "antipeonaje" de
California, una regulación inspirada en el Código napoleónico que prohibía a
los patronos reducir a sus trabajadores a la servidumbre. Y ganó, todo un
momento de la historia social de Hollywood y del feminismo más o menos
espontáneo de unas mujeres que llenaban la pantalla igual o más que los hombres.
En 1941 fue nuevamente nominada a la
mejor actriz principal por su papel en Si no amaneciera, película que no ha
resistido el paso del tiempo aunque fue escrita por Billy Wilder, dirigida por
Mitchell Leisen, y acompañada por Charles Boyer que encarna a un emigrante
rumano que trata de entrar en los EEUU de cualquier manera. Comparado con lo
que ha llegado a ser en el tiempo esta aspiración, la película resulta hoy
extremadamente blanda.
Uno de los títulos más recomendables
de esta época es Nido de víboras
(The Snake Pit, EUA,1948),
quizás la mejor der Anatole Litvak. Está basada en la novela homónima,
parcialmente autobiográfica, de la escritora Mary Jane Ward. La película
cuenta la historia de una mujer que se encuentra en una institución
psiquiátrica sin poder recordar como ha llegado hasta allí, un film que merece
una buena revisión porque se trata de una de las mejores tentativas del
Hollwood psiquiatríco
A partir de los cincuenta, sus
papeles importantes se van distanciando cada vez más. De esta última fase,
fueron No serás un extraño (Stanley
Kramer, 1955), con
robert Mitchum y Broderick Crawford; la
británica La noche es mi enemiga
(Anthony
Asquith, 1959),
pero sobre todo Canción de cuna para un cadáver
(1964), una de las
películas más inquietantes de Robert
Aldrich y en la que mantuvo un apasionante duelo con Bette David con la que
ya había compartido cabeza de reparto en Como
ella sola (John Huston, 1942). También trabajó nuevamente con Michael Curtiz en un
“western” notable: El rebelde orgulloso (1958), junto con Alan
Ladd que no tardaría en fallecer. En
1955 encarnó a una noble española, la polémica Princesa de Éboli, en una poco memorable
coproducción hispano-británica con Gilbert Roland y dirigida por Terence
Young. Se retiró de los estudios que ya no eran para nada lo que fueron y
se dedicó al teatro y a la TV.
En el documental de 2009, Recuerdo mejor cuando pinto,
olvia presta su voz para un documental
sobre la importancia del arte en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer.
El 22 de marzo de 2011, se presentó la película en una proyección especial en
París. De Havilland vive retirada en un lujoso piso de la calle Benouville, en
el centro de París y se ha centrado en escribir sus memorias que serán del
mayor interés para los amantes del cine con todas sus grandezas y miserias.
Entre ellas podemos encontrar el haber recibido un homenaje de manos de…George
Bush, uno de los mayores monstruos del siglo XXI, pero ni siquiera este sucio
detalle nos puede hacer olvidar sus grandes películas.
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