Bloody Sunday o la elección de la violencia
Con un estilo documental
y al mismo tiempo vibrante, se narran desde el punto de vista de los
protagonista los trágico sucesos ocurridos en el domingo 30 de Enero de 1972,
cuando soldados británicos, siguiendo las órdenes del mando, dispararon contra
civiles que participaban pacíficamente en una marcha en Irlanda del Norte. La
consecuencia fue trece manifestantes muertos en las calles de la ciudad de
Derry (Londonderry para los ingleses) y otras catorce fueron heridas por las
balas del ejército británico. Las víctimas formaban parte de una manifestación
contra el decreto del Gobierno británico autorizando los internamientos
preventivos. El día es ya célebre. Se le conoce por el nombre de Bloody Sunday (Domingo Sangriento).
Fue un día crucial en la historia de Irlanda, y también para la nueva izquierda socialista europea. El conflicto irlandés que se arrastra desde la ocupación británica, o sea desde hace más de 700 años, dio lugar a una suerte de guerra civil. Justo lo que querían los ocupantes: enfrentar católicos contra protestantes…Entre los primeros, la ira justificada por la represión llevó a muchos jóvenes a integrarse en el IRA. El IRA por lo tanto ocupó el protagonismo de las movilizaciones de masas, y la lucha se desplazó a un terreno que era –y en esto hay que insistir mucho, además es algo que ha ocurrido muchísimas veces- el que preferían los mandos políticos y militares británicos. El movimiento por los derechos civiles, en el que destacaba con energía y dulzura nuestra Bernadette Devlin, quedó desplazado. El resto es conocido: la represión inteligente puso el huevo de de un ciclo de 25 años de violencia.
Bloody Sunday cuenta lo que pasó ese día, desde el amanecer hasta el
anochecer, desde la llegada de las tropas a las calles de la ciudad sitiada
hasta la violenta actuación de los soldados del formidable Regimiento de
Paracaidistas contra los manifestantes civiles, y sigue con algo más de detalle
a cuatro hombres: Ivan Cooper, líder de los defensores de los derechos civiles,
lleno de idealismo y que comparte el sueño de Martin Luther King de lograr un
cambio pacífico; Gerry Donaghy, un rebelde católico de 17 años, que desea
establecerse y casarse con su chica (protestante) pero que se ve arrastrado por
el enfrentamiento con los soldados; el general de brigada Patrick MacLellan,
comandante del ejército británico en Londonderry, que se ve presionado para que
detenga con firmeza la manifestación, y un joven soldado, un operador de radio
de los paracaidistas, que, junto a su unidad de aguerridos veteranos, recibe la
orden de entrar en el Bogside.
En esta información hay
que destacar varios detalles, tal como que el PIRA (IRA Provisional), al que
podemos considerar el origen de las posteriores ramas del IRA, fue fundado tres
años antes, por lo que era todavía una organización débil y pequeña (de hecho,
fue a raíz de este "Bloody Sunday" que comenzó a crecer, debido a que
muchos de los que vieron la matanza se alistaron inmediatamente); que las más
de 15000 personas eran republicanos que se manifestaban en contra del
"internment", una medida tomada por el gobierno conservador que
consistía en encarcelar SIN JUICIO a cualquier irlandés sospechoso de pertenecer
al IRA; y, finalmente, que "todo" lo que se relata es el resultado de
la investigación pública que inició el gobierno británico en el 98 con el fin
de aclarar los hechos y que fue la que confirmó las irregularidades y
contradicciones de la versión oficial del 72.
Pero aún y cuando se
considere que la película deja dudas sobre las causas que derivaron en tamaña
masacre, estoy seguro de que cuando suena el “Sunday Bloody Sunday” de U2 en
los créditos finales, uno no queda indiferente y terminará reflexionando sobre
cómo la violencia minoritaria contra un ejército ocupante, y además contra otra
parte de la población (la misma que se podía integrar en un proyecto socialista
y democrático abierto), supuso el principio de una derrota que el tiempo no
haría más que confirmar. El IRA, aparte de llevar la lucha al terreo de los
opresores, fue responsable de crímenes contra la humanidad, y por lo mismo,
desprestigió en no poca medida una causa tan antigua y en general tan noble
como la irlandesa. Una causa sobre la que el cine ha producido un buen número
de películas tal como pude evocar en un lejano artículo sobre la película de
Ken Loach, El
viento agita la cebada.
Nada es complaciente y
todo está contemplado con amargura y escepticismo. Por otro lado, Bloody
Sunday es un
film con un virtuoso sentido del montaje, que sabe mostrar el horror y (a
vergüenza de lo que narra sin caer en fáciles sentimentalismos. Véase por
ejemplo de qué ejemplar manera resuelve las escenas de horror y desesperación que transcurren en el hospital, cuando los ciudadanos
de Derry descubren la muerte de sus seres queridos; o de qué modo dosifica lo
lacrimógeno en lo relativo al personaje secundario de a joven novia de Gerry,
que espera al chico en una cita ala cual aquél nunca acudirá, resuelta con tan
sólo un par de escuetos planos, tan breves como admirables...Estamos hablando
de una película-ovillo, o sea que permite diversas variaciones en la discusión.
Una de ellas nos lleva
al maldito asunto del terrorismo, y las líneas generales están claras: primero,
es el terreno preferido por los opresores, el que les permite aislar el
movimiento, y desarrollar una dialéctica perversa en la que la represión
aparece como justificada, cuando no deseada or la población…Se trata de una
respuesta que excluye el movimiento amplio de masas, los debate, las asambleas.
Es un movimiento que sacrifica a muchos buenos luchadores que acaban muertos,
asesinados, o…con las manos manchadas e sangre (sangre que no es la delos
mandos militares precisamente). Crea una dinámica sectaria en la que está con
ellos o contra ellos, y provoca un cáncer uniformista en el que la crítica
aparece como “objetivamente” al “servicio del enemigo”…
Lo dicho: hay películas
que permiten hablar de muchas cosas de las que resulta difícil hacerlo sin todo
lo que una buen realización como ésta, evoca.
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