sábado, 7 de mayo de 2016

La vigencia de Jack London




Pepe Gutiérrez-Álvarez
La vigencia de Jack London

La vida y la obra de Jack London, dos aspectos estrechamente interrelacionados, no en vano London vivió tanto como escribió,  representan muchas cosas  al mismo tiempo.  En el transcurso de su corta y fulgurante biografía, fue un hombre armado con una utopía, vital y lleno de vida, pero también un personaje contradictorio, sujeto a atracciones e influencias muy diversas. Esa intensidad existencial se desprende fácilmente de los siguientes datos: en los últimos 16 años de su vida fue el autor de 19 novelas, 18 colecciones de cuentos y artículos (157 en total), 3 dramas y 8 libros autobiográficos y de sociología. Después de haberse agotado como un cohete brillante y de profunda concentración, London tuvo su postrero gesto romántico quitándose la vida cuando no había vivido más que cuarenta años. Casi un siglo después de su prematura muerte, sus obras siguen vivas en las librerías, y el personaje sigue atrayendo a biógrafos y ensayistas (1).
Aunque no han faltado críticos que consideran su obra como irregular, desmañada, y lo han tachado de novelista de vuelos, no es menos cierto que existen muchos más que afirman todo lo contrario. Más allá de esta disputa, el veredicto de los lectores no ha podido ser más elocuente. Después de mantener su celebridad a lo largo del siglo XX, en los últimos tiempos su obra siendo editada con el marchamo de un "clásico", e incluso conocido una mayor revalorización. Admirado a lo largo de los tiempos por gente tan diversa como Anatole France, Lenin, John Steinbeck, Trotsky. Hemingway, Orwell o, Jack Kerouac, etc; London inspiró al "Che" Guevara el que el héroe guerrillero creyó que sería su último pensamiento: "La única visión que recuerdo", escribirá hablando de un momento en el que estando herida es cercado por las tropas de Batista Y busca la mejor manera de morir, y se le presenta la imagen de un personaje de London acosarlo por la agonía, se sostiene sobre un árbol y "se dispone a terminar su vida con dignidad". Pensamos que no es abusivo pensar que al propio London le habría fascinado también un personaje como el "Che", con el que compartió la admiración de la juventud norteamericana de los años sesenta.
London ha sido para varias generaciones de inconformistas, alguien reconocido por su dimensión revolucionaria. Esta dimensión de London permaneció semioculta en  tiempos de conformismo y sometimiento, para resurgir en tiempos de ira, como el presente, cuando la palabra del día es crisis, crisis del sistema del máximo beneficio, crisis civilizatoria…Tiempos no tan diferentes como nos quieren hacer creer a los de aquel London considerado como "muy peligroso" por las autoridades de su país y escribió numerosos libros "subversivos", en particular una obra que figura por derecho propio entre las clásicas de la literatura revolucionaria; Gente del abismo (2).
En sus constantes peroratas como agitador y propagan dista del socialismo, London fue consecuente con una idea que aprendió en el Manifiesto Comunista, y según la cual los socialistas deben de hablar sin ocultar sus objetivos y sus puntos de vistas. Llevó adelante esta premisa a las calles de las grandes urbes norteamericanas y a los salones donde los grandes burgueses le invitaron en honor a su prestigio como literato. Así, en 1905, y delante del "tout" San Francisco, London proclamó cosas como las siguientes: "¡Nada de una parte!. Necesitamos todo lo que poséis. No nos conformaremos con menos. Queremos llevar las riendas del poder y el destino de género humano. ¡Mirad nuestras manos!. Os quitaremos vuestro gobierno, vuestros palacios y toda vuestra dorada riqueza, y llegará el día en que tendréis que trabajar con vuestras propias manos para ganaros el pan como hace el campesino en; el campo o el botones consumido en vuestra metrópolis. Mirad nuestras manos, miradlas bien: ¡Son manos fuertes!".
Estas palabras tienen plena vigencia hoy en día, reflejan de alguna manera el sentimiento y el sueño de millones de seres por que desaparezca de una vez el sistema capitalista, basado desde su origen en la injusta explotación del trabajo humano, el ansia de lucro ilimitado y el expolio destructor de los bienes de la Tierra. Sí esto ha podido ser ocultado por ocultado en fases integradoras como la última –integración acentuada por la descomposición del sistema burocrático en el Este, y por la involución de las viejas izquierdas con las que London se mostrará despiadado en el talón de hierro-, ahora resulta patente el mal social y ecológico que ha causado. London representó con potencia una de las alternativas históricas que propugnaban la llamada a la “revolución social”, la socialista del “sueño” de eugene V. Debs, y que, después de toda clase de vicisitudes, acabaría formando parte de la misma enfermedad. Arruinada por el señuelo del consumismo –en realidad de las conquistas parciales del movimiento obrero y popular- tras siglos de miseria y, del sometimiento a los “principios” de la “libre empresa” y de una competitividad salvaje que con su egoísmo propietario ha llegado a asimilar a una izquierda “realmente existente” encerrada en el juego de la gestión leal.   
En estos últimos tiempos, el triunfal.-capitalismo retomó algunos de sus viejos trajes como el del darwinismo social en consonancia con la el conservadurismo religioso y nacionalista, ese maridaje que del liberalismo neocon al que se adaptaría el neofranqusmo sin la menor dificultad, y desde el cual se auguraba nada menos que el fin de la Historia. La economía capitalista respondería a la “naturaleza de las cosas”, y l lógica de la cima y el abismo social a los que se solía referir London, se habrían impuesto como algo natural. Como parte de esa lógica mediática en la que los grandes beneficios resultan inocentes de las miserias extremas, lo mismo que los grandes negocios se entienden como éxito social en tanto que las movilizaciones de los de abajo suelen ser tratada como sucesos, como actitudes irresponsables que atentan contra el orden cuando no contra la democracia…
Hay un London que habló de todo esto, un militante que sentía que la revolución "aquí y ahora" y que se despedía en sus cartas con las siguientes palabras: “Con Usted por la Revolución” (3). Se dice que London se contradijo desde el momento en que dejó de ser un paria, un vagabundo y un proletario, para ser un intelectual. No creo que se pueda llamar a eso deserción, aunque el mismo lo apunta en una de sus narraciones, concretamente en El renegado (4). El London escritor se forjó en el London  proletario. Fue trabajando en condiciones de semiesclavitud como se forjó leyendo y reescribiendo la obra de los maestros, así lo cuenta en Martin Eden, cuyo nombre es paradigma del proletario que accede a las Letras, un lugar muy estrecho en el que caben muy pocos ejemplares: Máximo Gorki, Panait Istrati, Miguel Hernández…Nadie habría seguido haciendo trabajos embrutecedores sí tenía la oportunidad de una realización personal, la del escritor. Pero al mismo tiempo London continuó con su militancia socialista en la tendencia de Eugene V. Debs, siguió con sus discursos airados, y lo que es más importante, con sus aportaciones subversivas.   
Como parte de esa militancia en la que persistió hasta las vísperas de su muerte, justo después de una renuncia en la que London a pesar de sus contradicciones, ajustó sus cuentas con una socialdemocracia que no lo estaba dejando de ser, se insertan obras como las ya mencionadas, como  estos escritos que el lector tiene en sus manos, y también una auténtica pesadilla que tituló El talón de hierro (5), sobre la que hemos anexado unas consideraciones de Trotsky escritas décadas más tarde, y que revelan todo lo que London tuvo de visionario…
Decíamos que London era tanto su obra como su vida. Una vida vivida bajo el signo de lo “novelesco", de la aventura. London, por el contrario, apenas sí escribió nada que no hubiera, vivido directamente o muy de cerca, y su fantasía es una prolongación de una realidad inmediata o estrechamente: relacionada con el mundo en que le tocado vivir. En su devenir de aventurero encontramos grandes capítulos que pueden ser catalogados como "inolvidables" por sus lectores cuando fue el "Príncipe" de los ladrones de bancos de ostras, cuando viajó al Klondike en busca de oro y encontró el primer filón de su inspiración, cuando recorrió Estados Unidos, y Canadá como un vagabundo, etc.  Más allá de la literatura y del socialismo, hay en London un concepto existencial muy singular y que le hace ser en buena medida lo que fue. Se trata del concepto de que la vida tiene que ser vivida intensamente y que hay que despreciarlas adversidades. Su secreto es la pasión y la energía acumuladas en un cuerpo rebosante de vitalidad creadora. Pasión energía que empleará constantemente contra la adversidad desde su más pronta infancia en la que se inicia en la lucha.
Su historial, la historia de Martín Eden, se han establecidos como paradigmas del hombre que desde la nada se hace a sí mismo, siendo este otro factor añadido a las singularidades londonnianas. Careció de medios y de escuelas --aunque obviamente, recibió ayudas importantes, entre ellas algunas olvidadas como las dos mujeres, "Mammy Jenny" que le cuidó como una madre e Inés Coolbrith, que le inició en los "misterios" de la literatura--, y tuvo que luchar contra la corriente y superar enormes dificultades para lograr ser un novelista de éxito y un articulista requerido por los periódicos más renombrados. Este London es un rasgo que comparte con Gorki, con Miguel Hernández, Panait Istrati y un grupo muy reducido de autodidactas que han conseguido un lugar de privilegio en, la literatura universal. Durante toda su vida tuvo que luchar contra los prejuicios académicos y sociales" y todavía sigue siendo uno de los novelistas más leídos y traducidos del mundo- un astro secundario en: el reparto que sobre las estrellas de la literatura norteamericana se establecen en los manuales de historia mientras que sus ideas políticas suelen ser ignoradas o bien descritas con un ligero plumazo, cuando no condenadas incluso desde la izquierda.
Pero con todas sus contradicciones y limitaciones, Jack London es uno de los escritores de los grandes, autor de novelas que se leen de un tirón, y todo un símbolo de lo que la clase obrera es capaz de lograr con la inteligencia, el esfuerzo y la conciencia de clase.






"Le guiaba la literatura norteamericana de finales de! siglo XIX, también se distinguía Como una personalidad dentro del realismo Corriente por su reconocimiento y particj,,acjón en la lucha de clases (que cada día marcaba Pnás agucia,nefl el desarrollo de la sociedad) y por la influencia clara y manifiesta que esta lucha mostró en sus escritos. Por esta razón, especialista,, como Phill1 S. Forner, hacen notar que en la medida en que su trayectoria personal se distanció del ,n. 1)/miento socia/i,a, o de «la causa», como él mismo decía más frecuentes y graves fueron sus errores Políticos y más también sufrió su trabajo desde el punto de vista literario pues fue con ello perdiendo su principal fuente de inspira ción.
   Los datos primordiales de la vida de Jack London suelen ser bastante conocidos (2). Sus padres fueron un astró/o go ambulante y pendenciero que siempre renegó de él, y una espiritistah,pocodi y egoísta que no dudó en Utilizarlo ¡cuando no tenía más de 5 años! para sus Contactos con el más allá. Cuando Jack apenas había cumplido los 8 años, su madre Flora Wellman, contrajo nuevas nupcias con John London un obrero migratorj0 y labrador que dejó / piel en su lucha por mantener la familia. London dio a Jack su apellido el sentimiento de la dignidad obrera y el sueño utópico de Una granja, de una isla rodeada por el mar capitalista en la que podía ser feliz. Esta utopía está omnipresente en una Parle importante de la obra de London (3).
(2) Para una visión de Conjunto sobre la vida y la obra de Jack London, el lector puede Consultar la recopilación titulada El mundo de Jack London (edición prevista en Editorial Hacer), que recoge numerosos ensayos sobre los distinto5 aspectos de London En Tiempos malditos Publicado por Ediciones 29 podrá encontrar una Cronología suya, y en Antes de Adán, un breve ensayo autobiogrfj0 De género autobiogfj0 son otros dos libros publicados por esta misma editorial: Martin Eden y Memorias alcohÓliCas
(3) Ver, La utopía SOcial en London de Guy Morel en El mundo de Jack London, edición citada
Los London no Pudieron escapar de los efectos de la crisis económica de 1873, de manera que para que John consigujer un emp/eo la familia tuyo que cambiar de residencia en Cinco ocasiones durante los primeros cinco años de la vida de Jack. Los tres siguien5 fueron todavía peores, y el escritor los recordó como los «más hambrientos de su vida». A los 8 años Jack se mudó con su familia a Oak/and y esto le permitió asistir a la escuela, eso sfl sin dejar de trabajar Vendiendo periódicos de madrug durante la semana y ejerciendo deferentes oficios durante los fines de semana A un que sobresalió como alumno de la escuela elemental, tuvo que abandonar sus estudios para matricülarse en los rangos de la clase proletaria Aunque no siempre cumplió Con sus padres London trabajó Para ellos en una fábrica de latas, se dedicó a piratear y a vender ostras, trabajó de policía marjmo de marinero en un viaje a Corea, Japón y Siberia. Después trabajó en Una Planta de electricidad (lo que ocasionó e/suicidio de Uno de los obreros que fue cesado al asumir. London las tareas que antes hacían dos), que recordará en su ensayo «How ¡ Become Socialist» (4).
Dejó este trabajo tras una crisis de conciencia y se Puso a en 1894. Se unió en IowG con un grupo de desempleados que iban en una marcha de protesta a la capital, a Washington donde pensaban reunirse Con Otros «soldados» del lla,flado «Kelly s A rmy» (El ejérc/0 de Kelly), que reunía aproximadamente 10.000 miembros. Entre estos hombres se encontraban dos que le iniciaron en la lectura de los Clásicos 5ociGlist5 en especial de Ma, London era entonces un joven indiscjJlifladQ y cometió varias fechorías que fueron perdonadas Por los dirigent5 de su columna pero tuo menos suerte con la Policía y resulgó, finalmente encarcelado durante un mes por vagabu0 y ladrón de gallinas Estas experiencias le Permitieron apreciar las bases Sociales del desempleo, de la pobreza y de! sistema jurídico capitalista que luego explicó y criticó en su Conferencia titulada « The Tramp» (5), y en su libro « The People of the A bysm» (6).
En 1895 London leyó el Manifiesto Comunista por primera vez, y poco después se hizo miembro del Socjalist Labor Party, encabezado ya por Daniel de León. Su Conocimiento en serio de los clásicos del Socialismo de las bases teóricas de «la causa», nunca fueron ampliados con el tiempo, lo que le causó graves chficultades Para comprender acontecimientos tan trascendentes como la guerra rusojaponesa la revolución mexicana o la Gran Guerra. No obstante nunca se le olvidó un importante mensaje del Manifiesto. los Socialistas desprecian ocultar us objetivos y sus puntos de Vista. Y bajo esta regla vivió el London militante durante toda su vida (7).
Estudió, por un breve semestre en la Ulilversidad de California proyecto que abandonó en febrero de 1898. Tan pronto como dejó los estudios (su Universidad Sería, en definitiva, la propia lucha por la vida), se fue a buscar su fortuna en los campos de oro de Alaska. Ci,mo es harto sabido de esta Vicisitud surgieron varios cuentos y ensayos, incluyendo su intento de estudio marxista.. « The Economics of Klondyke» a900). Al retornar a Oakland en 1898, London se dedicó a escribfr profesionalmente y a sus investiga ciones particulares sobre literatura economía historia y filosofía, que cimentaron su dff1cjl formación de autodidacta. Aquí comienza su larga atracción filosófica y política por las concepciones de Nietzyche y Herbert Spencer que serán mezcladas incoherentemente con sus influencias teóricas Socia/islas.
A un que London insistía que estaban equivoc005 los crí-
lo
(5) Incluido en este volumen
(6) Publicado en esta editorial como Gente del abismo
(7) Ver anexo.
ticos que le acusaban de ser exponente del individualismo en « The Sea Wo//, (8) y «Martin Eden» (9), diciendo en 1910 por ejemplo que si «Martin Edea hubiera sido socialista no hubiera muerto» No se defendía tan enérgicam contra los que le acusaban de racismo, más bien todo lo contrario. Se afirmó —y London no lo desdijo... que en una OcaSiÓn respondj(;. «iQué Diablos! Antes que nada soy un hombre blanca y sólo después socialista» Los prejuicios racistas del autor inundan sus reportajes sobre la guerra entre Rusia y Japón (1904), que London escribió desde e/frente al servicio del monopolio de la prensa de Hearsi (el «Citizen Kane», de Orson We//es,j, y que reaparecerán más tarde, durante su viaje en el Snark y cuando VOlVIÓ a trabajar para Hearsi coi?o CiVfljf0 de la revolución mexicana (10,. En honor a la verdad, hay que decir que London se refirió favorablemente en muchas ocasiones a las razas no blancas, por ejemplo, en sus narraciones sobre los mares del Sur opone las virtudes del comunismo primitivo de los indígenas frente a la corrupción de la sociedad burguesa. Tampoco fue London muy claro y coherente en Otros problemas como lo fueron la guerra, el militarismo o la cuestión feminista.
* * *
London desarroiló su más extensa e importante práctica
(8) E//obodelmar Ed. Ayuso, Madrid, 1981.
(9) Ed. Río Nuevo
(lO En Tiempos malditos se incluye una narración breve, El mexicano, en la que exalta la revolución como antes lo había hecho en unas declaraciones públicas. Paradójicamente mientras que London apareció en un primer momento como un amigo de la revolución y Ambroce Bierce, el gran cuentista de la guerra civil, se mostro coherente con sus actitudes derechistas, al final, London Volvió sus espaldas a la revolución mientras que Ambroce ierce se enroló con el ejército) de Pancho Villa y murió combatiendo por los pobres
Política durante el período que va de 1905 a 1907. Ya había sido nombrado por su partido (el Sociajjst Party, bajo la dirección de Eugene V. Debs desde 1901) como candidato para alcalde de Oak/and en 1901, y lo Volvió a ser (también con muy pocos votos) en 1905. En septiembre del misnio año fue nombrado presidente de la Intereoljegj SocialisI Sociciy de la que fue vicepresidente su atnigo Upton Sinclair Aprovechándose del creciente interés por el socialismo que mostraba un sector del pueblo norteamericano (Debs recibió casi medio millón de votos en las presidencia les de 1904), la nueva Society lanzó una voluntariosa campaña propagandi, en varias Universidaa, incluyen0 Harvard, Columbia, Chicago y Yak, donde sus francas y ardientes palabras causaron una tremenda conmoción (ver anexo). También durante este período pub/ó trabajos de la importancia de « The Apostate» (11), «Something Rolter in Idaho» (12), y sobre todo, su famosísima « The ¡ron Heel» (1906), en la cual advirtió al movimie,ito socia/isla
—que pendía hacia el electoralismo que no perdiera la conciencia de que no se conocía en la historia ninguna clase dominante que hubiera entregado pac(ficamente sus poderes y sus privilegios « The ¡ron Heel» desinfió mitos como lo había hecho su « War of the Classes» (‘3), en la que fueron mostradas gráficamen las profundas divisiones socia/es que existían bajo el llamado sistema democrático qiberal Usa- americano.
De lo que escrj/,i(; London durante la traiesía de!
Snark por las islas del Pac(fico había poco de interés para su público de opiniones socialistas, a no ser para enfurecerle. Su memorable «Martin Eden (paradigma de! drama del escritor autodidacta) fue criticado polftica,,,ente por la izquier
12
(11) Incluido en A venturas del Gran Norte, Ediciones 29.
(12) Incluido en este volumen
(13) Incluido en este volumen
aunque fue muy bien recibido en las librerías. En 1909, London publicó dos cuentos dignos de la «causa». «Dream of Debs» y «South of Ihe Slot», y en 1910 Otro, titulado « The Strenght of the Strong» (14). Por lo demás, ya entraba el autor en una decisiva época de decadencia en su vida, tanto en e/sentido literario como en e/político
A 1 final de su vida, London despreciaba apasionadamente su oficio. En 1914, por ejemplo, en una entrevista contestó que sólo escribía un libro para poder añadir a su propiedad 200 ó 300 acres, que sólo escribía un cuentó para poderse comprar Ufl caballo. Desde 1911 mantenía sentimientos parecidos. Este cambio coincidió con su creciente enriqueci miento Persona/y con su progresivo distanciamiento del movimiento obrero, con el cual rompió formalmente en 1916, con el pretexto del reformismo que ahogaba al partido socialista, aunque esto no quiere decir que no tuviera razón en denuncia, esta evolución y que no se sintiera, a su manera, disgus/0 con ella. Al comenzar la 1 Guerra Mundiaj, London to,yió unas posiciones sinilares a la de los socialistas de derecha que criticaba A nunció públicamente que apoyaba, no solamente el esfuerzo inglés, sino que incluso abogaba por la intervención de los Estados Unidos con el fin de castigar a Alemania, para que por fin los países del mundo apreciaran a respetar «la palabra, la prensa, el acuerdo y el contrato». Está claro que esta opinión era enteramente diverge con lo que había dicho el autor de «El buen soldado», que había denunciado en 1899 la guerra intercapita.. lista en su ensayo, « The ‘Question of the Maximum» (15). También fueron muy reaccioarias sus Posiciones ante la in• tervención imperi(.!ista yanqui en México en 1914. Las últimas Palabras que en favor del socialismo escribió London, fueron en 1915, cuando redactó una admirable introducción
(14) Incluidos los tres en Tiempos mafr/ Üoç (15) lflclujdo en este volumen


     "¿De donde sacó su ardiente pasión artística, sus delicados sentimientos por la forma y el color, su habilidad extraordinaria con las palabras?. En verdad, el hombre era un artista instintivo, de un orden elevado, y si la ignorancia corrompió su arte, sólo logró que le hecho de su maestría innata fuera más notable…Había en él una vasta delicadeza de percepción, sentimiento elevado, sensibilidad a la belleza. Y habla en él también, detrás de todas sus vociferaciones, un sentimiento intenso del romance infinito y del misterio. de la vida humana".

     H. L. Mencken. Prejudices: First Series

 

     Cuando hace casi un siglo que falleció Jack London, su figura nos sigue pareciendo todavía mítica, legendaria, que vive en su obra, que conoce directamente lo que describe. Vida y obra forman por lo tanto una totalidad indisociable, aunque cada una de las partes tenga una cierta autonomía propia.
     Su corta existencia es una apretada; agenda de acontecimientos: distribuidor de periódicos, proletario en una fábrica de conservas, y después en una hilandería de yute y en una central eléctrica; saqueador de las propiedades osteras y policial que patrulla persiguiendo a otros saqueadores en la costa del Pacífico, cazador de focas en las lejanas costas siberianas; vagabundo que recorrió a pie buena parte de los Estados Unidos y el  Canadá; escritor-obrero rechazado por las editoriales primero, y celebridad internacional después; corresponsal de guerra en Japón, Corea y México,  exhausto planchador de una tintorería mientras intentaba aprender a escribir, y al tiempo, cortejar a una bella dama de Ia pequeña burguesía; arriesgado buscador de oro de oro en el valle del Yucón; portero en una escuela secundaria de Oakland, y universitario frustrado en Berkeley; agitador y principal figura literaria -junto con Upton Sinclair- de la primera socialdemocracia norteamericana; beodo empedernido que no encuentra la estabilidad ni en la riqueza ni en la fama; amigo y en no poca medida maestro del propio Upton (el autor de La jungla), de Sinclair Lewis (el autor de Babitt), y también de Raoul Walhs que recreó su espíritu en películas como El mundo en sus manos; y mito de la izquierda cultura norteamericana e internacional





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