Kean Loach, el viajero
de revolución
Conviene recordar que antes de viajar alrededor de algunas
revoluciones, como la irlandesa (Agenda
oculta, El viento agita la cebada), española (Tierra y Libertad), o nicaragüense (La canción de Carla), o por algunos capítulos de la lucha de clases
aquí y ahora, Ken Loach, después de haber tomado parte en todas las batallas
sociales británicas, se había erigido en el adelantado del cine contra el
neoliberalismo...En un principio casi como un franco-tirador sobre el que
recayó las iras y las ironías de la crítica y la prensa establecida, luego ya
como parte de un grupo cada vez más numeroso. Entonces, en un artículo de El País, alguien habló de todos ellos
como "los hijos de Ken Loach".
Por estos lares, Loach había sido un director más o menos
conocido en los círculos cinéfilos gracias a Family Life y poco más. Luego, sobre todo desde Agenda oculta, se fue imponiendo como un
director de culto con nuevas connotaciones militantes y políticas gracias a la
parte más reconocida de su obra: Riff-Raff,
Lloviendo piedras, Lady bird, Lady bird...
Tierra y Libertad fue una coproducción que hacía una
apuesta sobre un tema como la guerra civil española que el cine español de las
libertades empezó a tocar para abandonarlo como uno de esos temas que producen
rechazo por parte de los poderes establecidos. A la hora de su estreno, no
faltaron voces críticas que dijeron este no es nuestro Loach, que la
consideraron esquemática, etc. Pero lo cierto es que le empezaron a llover los
premios, y que la respuesta del público, tanto mayor como juvenil, fue
sorprendentemente calurosa, y su pase por Europa fue acompañado por toda clase
de debates. En países como Francia e Italia, los partidos comunistas (la Refunzione de antaño),
organizaron pases y presentaciones en algunos de los cuales invitaron a
Wilebaldo Solano, antiguo secretario general de las juventudes comunistas
ibéricas. Antiguos estalinistas como Wilebaldo Carillo torcieron el morro.
Hay muchas vías para abordar Tierra y Libertad, una de ellas es la que nos incita a leer otra
vez Homenaje a Cataluña, el libro de
George Orwell. Gran parte de la película es, de hecho, una recreación de
escenas de esa obra: el ejercicio en la plaza de armas del cuartel Lenin, las
trincheras en el frente de Aragón, el rifle que se dispara por la culata, las
luchas de mayo en Barcelona. Por sus contactos con el ILP (International Labor
Party), Orwell se unió a la lucha española en 1936 en las milicias del POUM
(Partido Obrero de Unificación Marxista, marxistas heterodoxos que en la
práctica se aliaron con la CNT
y la FAI), y
desarrollaron una actividad conjunta en todo el proceso autogestionario de
colectivizaciones industriales y agrarias que permitió al escéptico Eric Blair
a descubrir el "socialismo" concreto, el de una clase trabajadora que
estaba haciendo su revolución.
En Tierra y Libertad David, un comunista desempleado de
Liverpool, se une al POUM porque es el primer grupo que encuentra. Stafford
Cottman, amigo inglés de Orwell en el POUM, en quien se basa el personaje de
David, era miembro de la Liga
de Jóvenes Comunistas. Cuando David por fin se da cuenta, después de los
sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, de que los estalinistas están
traicionando a la revolución, hace añicos su carnet del partido. Finalmente,
cuando el POUM es declarado fuera de la ley - hay un vistazo al infame titular
que aparece en el diario comunista británico Daily Worker (19 de Junio de 1937)
que proclama: "Troskistas españoles con Franco" -, la milicia de
David es desbandada a la fuerza y su comandante es arrestado, seguramente para
enfrentarse, como Andreu Nin (principal dirigente del POUM) a la tortura y a la
muerte. Orwell (Capitulo 5) da un recordatorio oportuno de quiénes eran los del
POUM: "Los milicianos del POUM eran principalmente miembros de la CNT". Añade:
"Durante los primeros dos meses de la guerra eran los anarquistas, más que
nadie, los que salvaron la situación, y mucho después sus milicias eran
notablemente los mejores combatientes entre las fuerzas puramente españolas. A
partir de Febrero de 1937 los anarquistas y el POUM podrían hasta cierto punto
ser agrupados juntos".
Sin duda una de las mejores escenas del film es la toma de
un pueblo controlado por los insurgentes. La cámara controlada a mano nos
comunica toda la emoción de la lucha callejera y el pánico causado por un cura
disparando desde el campanario de la iglesia. Una vez capturado, el cura lo
niega, pero en el hombro acusa las contusiones del retroceso del fusil. Es
empujado hacia una ejecución sumaria por esto y por haber delatado (rompiendo
el secreto del confesionario) el escondite de cuatro jóvenes anarquistas, entre
cuyos cadáveres es fusilado. La terrible belleza revolucionaria de la escena es
tan conmovedora como cualquiera de El acorazado Potemkin o de L'Espoir de Andre
Malraux, aunque sobre sus cualidades fílmicas exista otro debate que no tiene
porque afectar a su significado extrafílmico, no sería la primera vez que una
gran tema social no se encuentra correspondido por el talento del director, y
viceversa.
Con todo, sus admiradores no olvidaremos fácilmente el
momento en que los campesinos, al ver que los fascistas se van, queman las
imágenes y pinturas religiosas. Después, los aldeanos y los milicianos del POUM
tienen una asamblea para discutir la colectivización, el corazón de la
revolución española. Según dice el mismo Loach: "uno de los pocos momentos
en la historia de la humanidad en la que se ve al pueblo tomando el control
sobre sus propias vidas", algo que hasta entonces nos habían contado los
supervivientes de una historia épica, cuando parecía posible cambiar el mundo
de base, y crear una alternativa a la barbarie unificada por el ideario
fascista de militares, curas, capitalistas y terratenientes, y contribuir a la
liberación de otros pueblos, creando un modelo de socialismo basado en la
democracia obrera, o sea puesto al que se decía que existía en la URSS y que se basada en una
dominación policíaca que -al decir de Trotsky- convertía el antiguo Estado
absolutista casi en un modelo liberal.
Hecha en España pero pensada desde Gran Bretaña, no es por
casualidad que la trama empieza y termina en la Inglaterra
contemporánea a través de una joven que recoge la humilde herencia de su
abuelo, unas cartas, una historia, un puñado de tierra roja. Al igual que otras
de sus grandes películas Agenda oculta o Riff-Raff (la mejor), Tierra y
Libertad es también un ataque a los valores de la Inglaterra
conservadora, no en vano Loach pasa por ser el "profeta" de la mejor
respuesta al neoliberalismo desde la pantalla grande, nadie ha tenido en este
sentido tanta influencia como él. El anciano David sufre un ataque cardíaco en
su hogar de Liverpool y muere en la ambulancia. Su nieta, mientras limpia,
halla sus cartas desde España a su novia, luego esposa, hay un vaso
comunicante, el de la pasión militante. Su lectura introduce las escenas
retrospectivas del filme que liga pasado y presente. Todo concluye con el
entierro de David el combatiente cuya vida adquiere de esta manera un cariz
subversivo, legendario. Esto queda patente cuando la nieta lee unas líneas
conmovedoras de William Morris. Se enfatiza el hecho de que era un trabajador
inglés que nunca dejó la lucha para construir lo que Auden llamo "la Ciudad Ideal", y
con ello sentimos el eco de todos aquellos poetas británicos que tuvieron en la República española su
tierra de promisión.
Como el mismo David dice después de la desbandada forzosa de
su milicia, sólo unas semanas antes de que la división del emblemático
estalinista que se llamó Enrique Lister fuese enviado con la misión de destruir
las colectividades en Aragón: "Si hubiésemos triunfado aquí, y se pudo
haber hecho, hubiésemos cambiado el mundo". El informe de Orwell sobre las
milicias del POUM es un registro conmovedor (Capitulo 8) de lo que fue haber
estado en Aragón, en "la única comunidad de cualquier tamaño en la Europa Occidental
d
onde la conciencia política y la incredulidad en el capitalismo eran más
normales que sus opuestos... Muchos de los motivos normales de la vida
civilizada - snobismo, acopio de dinero, miedo al patrón etc. - simplemente
habían dejado de existir. La división de clases ordinaria en la sociedad había
desaparecido... una comunidad donde la esperanza era más normal que la apatía o
el cinismo, donde la palabra "camarada" expresaba camaradería y no,
como en otros países, farsante... para la gran mayoría del pueblo socialismo
significaba una sociedad sin clases, o no significaba nada ." Después de
ver la película, los lugares y los rostros de la novela cobran un relieve
diferente, el cien y la literatura se dan la mano.
La mayor grandeza de Tierra y Libertad radica quizás en su
capacidad para articular todo esto, manteniendo la esperanza viva, llegando a
la gente más diversa, emocionando especialmente a los que lo vivieron, pero
también los que lo oyeron en parientes y camaradas, e incluso encender el
imaginario juvenil, tan presente entre el público que siguió esta película
hecha contra la corriente y que acabó siendo asimilada por los espectadores. El
filme se hace eco del entusiasmo narrada por aquel Orwell convaleciente en
Barcelona, en su carta a su amigo, el también escritor Ciryl Connolly (8 de
junio de 1937): "He visto cosas maravillosas y puedo, por fin, realmente
creer en el socialismo, lo cual nunca creí antes". El día que se alistó en
la milicia del POUM conoció a un italiano -sin duda un militante trotskista- en
el cuartel Lenin. Nunca lo volvió a ver pero se convirtió para Orwell en un
símbolo de "la flor de la clase trabajadora europea, asediada por la
policía de todos los países, el pueblo que llena los sepulcros de los campos de
batalla españoles", y no fue otra cosa lo que le ocurriría a continuación
a una generación de insumisos -entre ellos muchos poumistas- perseguidos por
las tropas del eje como judíos y comunistas, y rechazados desde los "maquis"
de obediencia estaliniana como "agentes trotskistas".
No hay duda que -como escribió Walter Benjamín-, los años
treinta (contrarrevolución preventiva fascista, decadencia de las democracias
liberales, contrarrevolución en la revolución rusa, ascenso del estalinismo,
"impasse" y derrotas del movimiento obrero clásico) marcaron la
"medianoche en el siglo".
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