Peirats y la historia del anarcosindicalismo
español
La noticia de la edición de la Chris Ealham Vivir la anarquía, vivir la utopía. José Peirats y la historia del
anarcosindicalismo español en Alianza Editorial (Madrid, 2016, 338
páginas), es una noticia importante para la gente que creemos que el movimiento
obrero fue el epicentro de todas las alternativas de transformación social, y
que los trabajadores deben de retomar sus mejores tradiciones como un medio
inapreciable para toda las luchas que quedan por librar. Señalemos que Chris Ealham
es un historiador e hispanista británico, el autor de la imprescindible La lucha por Barcelona. Clase, cultura y conflicto,
1898-1937 (2005), amén de editor junto a Michael Richards
de España fragmentada. Historia cultural
y Guerra Civil española, 1936-1939 (2010). Ha sido además
traductor al inglés, junto a Paul Sharkey, de La CNT en la
Revolución española, obra del anarquista Josep
Peirats, de quien ahora, después de años de recopilación y estudios, Ealham
publica la biografía:
Recordemos: Josep
Peirats i Valls (Vall de Uxó, Castellón, 1908 – 1989) fue un sindicalista,
periodista obrero e historiador militante, lo que se dice un “intelectual orgánico” de la CNT. De familia
trabajadora muy pobre, emigró a Barcelona cuando tenia 4 años, y a los 9 se
instaló en el barrio de La
Torratxa, de L´ Hospitalet. A su propio decir, trabajó como
«un bruto» como ladrillero desde los 9 años hasta el 18 de julio de 1936. A los 14 años ingresó
en la CNT y
comenzó a sentir una gran pasión por la cultura. Peirats lee de todo, su fiebre
de lectura llega hasta Volney, Darwin, Haeckel y se extiende hacia los clásicos
griegos y, claro está, los anarquistas. Frecuenta la escuela nocturna del
legendario educador Juan Roige. Vive intensamente la lucha contra la dictadura
de Primo de Rivera, y sobresale en las actividades culturales del Ateneo del
barrio. Posteriormente, Peirats participa en el Ateneo Racionalista de Sants,
mostrándose muy preocupado por la acción cultural: «…queríamos que la cultura
no fuese ni comunista ni anarquista, porque la cultura es algo general de la
humanidad y por eso tratábamos en nuestros cursos de conferencias de temas de
cultura general, desde la astronomía a la química o a la pedagogía (…)
queríamos que los jóvenes que se formaban con nosotros, y nosotros con ellos,
tuviesen una visión de la cultura lo más amplia posible; que tuviesen una base
cultural y no una cultura adocenada y clasista, saturada de temas obreristas»,
(Declaraciones en la revista Tiempo de
Historia).
A los 20 años, el ladrillero publica el Boletín
del sindicato de los ladrilleros. Colabora en toda la prensa anarquista y
anarcosindicalista de los años treinta utilizando diferentes seudónimos, fue
redactor del diario Solidaridad Obrera, y director de Acracia, de Lleida.
Peirats se especializó en temas judiciales y desarrolló un estilo literario muy
semejante al de Felipe Aláiz y Angel Samblancat. Fue adversario de las
posiciones «trentistas» («no por sus tesis sino por su fermento escisionista») y
estuvo siempre dentro de la FAI,
aunque se proclama en «contra la prepotencia desquiciada de la FAI, que siempre tuve por no
anarquista y bolchevizante». Militante de las Juventudes Libertarias; delegado
y secretario de actas en el Congreso de Zaragoza, teniente de la 26ª División
del Ejército popular republicano, cruza la frontera en unión del resto de la
unidad al finalizar la guerra en Cataluña.
Estamos hablando pues de un militante de a pie
que vivió en primer plano todos los grandes momentos de la historia del
movimiento cenetista, del que fue además el principal historiador desde el
exilio, con una obra histórica inexcusable: La CNT en la revolución española. Nacido en una
familia de alpargateros que emigró a Hospitalet, Peirats aparte de ladrillero
ejerció diversos oficios, y desde muy joven fue un voluntarioso y muy
reconocido autodidacta formado estrictamente en la tradición anarquista, la
propia del barrio de Coll-Blanch-Torratxa, especialmente curtido
tradicionalmente en las luchas obreras y en las actividades ateneístas, de las
que tantos testimonios nos hacía llegar Francecs Pedra. Se trataba entonces de
conocer los clásicos anarquistas, pero también una cultura no partidaria, la
cultura, dirá, de la humanidad: "Por eso -dirá- tratábamos en nuestros
cursos de conferencias de temas de cultura general, desde la astronomía a la
química o a la pedagogía...También nos interesaban los temas sexuales,
naturalmente, y los tratábamos a nuestra manera, hablábamos, entre otras cosas,
del amor libre".
Los que le conocieron entonces lo recuerdan como
un muchacho retraído y estudioso, convencido de que todavía le quedaba mucho
por aprender para asumir tareas de responsabilidad porque, como diría un ácrata
sevillano en el Congreso de Zaragoza de 1936, para hablar de anarquismo había
que enjuagarse varias veces la boca y no hablar por hablar.
Durante los años siguientes el compromiso de
Peirats será vertiginoso: secretario de grupos de Barcelona de la FAI ("Ios que estábamos
en la FAI
teníamos nuestra pistola (...) dispuestos a usarla y no a llevarla de adorno, y
nos prestábamos a hacer lo que había que hacer. Por ejemplo, si había que
proteger una manifestación, había siempre elementos armados, para que cuando se
producía el ataque de la policía, hacerla frente... Yo he llevado mi pistola,
pero no recuerdo haber disparado nunca contra nadie"); militante de las
Juventudes Libertarias; delegado y secretario de actas en el Congreso de
Zaragoza; redactor de Solidaridad Obrera, y en los años de la guerra director
de Acracia.
Sus posiciones militantes son complejas, y sus
influencias muy variadas. En 1934 abandona la FAI por discrepar con el sistema de mayorías y
ser contrario al llamado "bolchevismo" de "Ios Solidarios".
Admira seriamente a Joan Peiró, pero dimite de "Solidaridad Obrera en
oposición al posibilismo trentista. Durante la guerra será uno de los
portavoces que opone la construcción del sistema de colectividades y los
principios libertarios a la actuación del equipo rector de CNT-FAI. Desde el 37
combate en el frente de Aragón donde será teniente de la 26ª División del
Ejército Popular al mando de Ricardo Sanz. Cuando cruza la frontera francesa es
llevado al campo de concentración de Mont Louis, en Cerdeña, para pasar luego
por otros campos hasta que en 1940 logra marchar a Santo Domingo, iniciando así
una ardua aventura centroamericana.
La aventura del exilio le lleva a desembarca en la República Dominicana que vive bajo el terror de la familia Trujillo. Trabaja en las fronteras con Haití hasta que una fundación norteamericana presidida por John Dos Passos que quiere facilitar una solución a los españoles exiliados mediante la creación de unas colonias agrícolas en el Ecuador, le permitió salir de allí para llegar, después de diversas vicisitudes marineras, al puerto de Guayaquil. Vivió entonces cortado de la civilización, en plena sierra oriental donde la estación de las lluvias se prolongaba por meses enteros. Aunque se entregaron en cuerpo y alma a la tarea --Peirats se hizo un consumado panadero--, la situación cambia cuando a raíz de la entrada de los Estados Unidos en la guerra, la fundación cesa en su ayuda. Navega entonces hacia México en un barco que va a la deriva y sin subsistencias en medio de un mar Pacífico que hace honor a su nombre. Llega a Panamá y se gana la vida trabajando en oficios diferentes, entre ellos el de fotógrafo ambulante.
La aventura del exilio le lleva a desembarca en la República Dominicana que vive bajo el terror de la familia Trujillo. Trabaja en las fronteras con Haití hasta que una fundación norteamericana presidida por John Dos Passos que quiere facilitar una solución a los españoles exiliados mediante la creación de unas colonias agrícolas en el Ecuador, le permitió salir de allí para llegar, después de diversas vicisitudes marineras, al puerto de Guayaquil. Vivió entonces cortado de la civilización, en plena sierra oriental donde la estación de las lluvias se prolongaba por meses enteros. Aunque se entregaron en cuerpo y alma a la tarea --Peirats se hizo un consumado panadero--, la situación cambia cuando a raíz de la entrada de los Estados Unidos en la guerra, la fundación cesa en su ayuda. Navega entonces hacia México en un barco que va a la deriva y sin subsistencias en medio de un mar Pacífico que hace honor a su nombre. Llega a Panamá y se gana la vida trabajando en oficios diferentes, entre ellos el de fotógrafo ambulante.
Luego marcha a Venezuela donde colabora en el
periódico El País y en 1947 asiste a
una Conferencia Intercontinental del Movimiento Libertario en París. Regresa clandestinamente
a España como miembro de las Juventudes Libertarias. De nuevo en Francia ocupa la Secretaria del
Movimiento Libertario y pasa a ser uno de los más incisivos polemistas en los
diferentes debates que conmueven el exilio, en particular sobre el tema de la
posible participación en los sucesivos gobiernos republicanos. Teóricamente,
Peirats siempre se manifestó contrario al gubernamentalismo anarquista. Cuando
en 1948 trabaja en la instalación de una explotación maderera en las Landas
francesas, le llega la propuesta para hacerse cargo «de una extensa obra sobre
la actuación de la CNT
en la guerra y en la revolución española. Era una tarea importante que llevaría
años de trabajo en condiciones nada favorables. Pero acepté sin vacilaciones,
entregándome de lleno a la tarea, consultando archivos, reuniendo documentos y
dialogando con cuantos habían intervenido personalmente en cada uno de los
acontecimientos».
Tras cuatro años de intensa labor --parte de la
cual transcurre en la cárcel--, concluye La CNT en la revolución española (editada en 3
volúmenes por Ruedo Ibérico; reedición Madre Tierra), que se agota rápidamente.
Sin duda esta es la obra capital de Peirats y resulta, con todas las
limitaciones obvias derivadas tanto de las condiciones materiales en que fue
escrita como de su carácter «orgánico» --fue un encargo del Congreso de 1947
celebrado en Toulouse--, comparable por su importancia con El proletariado
militante, de Anselmo Lorenzo. Imprescindible para cualquier estudio serio
sobre la revolución española y la actuación de los anarquistas, fue también la
base para una versión reducida titulada Los anarquistas en la Guerra Civil española
(Júcar, Madrid, 1976). En Francia será
secretario de la CNT,
siempre en una línea ortodoxa, contraria a la colaboración con las demás
fuerzas antifranquistas y situado en el ojo del huracán de las innumerables
controversias confederales.
Su compromiso con los empeños reconstructores en
el interior le lleva a desafiar la represión franquista y viajar clandestinamente
alentando la formación de grupos de acción antifranquista. En 1947 tiene
también lugar el Congreso de la
CNT realizado en Toulouse en el que se le encargará la
redacción de una historia de La
CNT en la revolución española, obra a la que dedicará los
cuatro años que siguen, y que puede considerarse un aporte vivo y apasionado a
la bibliografía de una revolución que se había ocultado
Las actividades de Peirats como historiador se pueden dividir al menos en dos partes. La principal, es la del encargo del Congreso de Toulouse, que llevó a cabo mediante una labor de investigación en la que contó con la ayuda inapreciable de su propia experiencia militante, la documentación que la CNT congregó en el exilio y la contribución de centenares de militantes, protagonistas de los acontecimientos que ofrecieron a Peirats una panorámica irrepetible. La obra se inserta además en un momento en el que la mirada sobre la guerra civil comienza a replantearse la cuestión del hecho revolucionario, hasta entonces camuflado por las izquierdas republicanas moderadas y, como es obvio, por el franquismo. Desde su aparición en la mítica edición de Ruedo Ibérico, La CNT en la revolución española y que se convirtió en un libro básico, digno de ser comparado con otro igualmente célebre que trata de los orígenes del anarquismo: El proletariado militante, de Anselmo Lorenzo.
Las actividades de Peirats como historiador se pueden dividir al menos en dos partes. La principal, es la del encargo del Congreso de Toulouse, que llevó a cabo mediante una labor de investigación en la que contó con la ayuda inapreciable de su propia experiencia militante, la documentación que la CNT congregó en el exilio y la contribución de centenares de militantes, protagonistas de los acontecimientos que ofrecieron a Peirats una panorámica irrepetible. La obra se inserta además en un momento en el que la mirada sobre la guerra civil comienza a replantearse la cuestión del hecho revolucionario, hasta entonces camuflado por las izquierdas republicanas moderadas y, como es obvio, por el franquismo. Desde su aparición en la mítica edición de Ruedo Ibérico, La CNT en la revolución española y que se convirtió en un libro básico, digno de ser comparado con otro igualmente célebre que trata de los orígenes del anarquismo: El proletariado militante, de Anselmo Lorenzo.
Está claro que Peirats no es un pensador
original, sus ideas son las de la tradición libertaria. Esto es notorio por
ejemplo en su concepción sobre el Estado cuando escribe «La conquista del
Estado es una ilusión. El Estado conquista finalmente a sus conquistadores. O
convierte en Estado a cuantos llegan hasta él, por sufragio o por asalto». Su
principal característica radica en que personifica como pocos a ese importante
sector de obreros autodidactos educados y forjados en las luchas sociales y en
la intensa vida cultural proletaria de finales de los años veinte y la década
de los treinta. Hombre de carácter, de voluntad critica, áspera e
independiente, lo cual ha motivado no pocas discusiones en las filas
anarquistas del exilio, y con numerosas personalidades y comités.
Después de 37 años de exilio, pudo regresar a
España con la ilusión de una pronta e inevitable reconstrucción del
anarcosindicalismo. En su actuación pública, durante un mitin multitudinario
--el primero y el último de esta amplitud en la efímera reconstrucción
cenetista-- en Barcelona, en el Estadio de Montjuich, sus palabras sobre las
autonomías, muy en la honda proudhoniana, dieron lugar a una reacción crispada
dentro y fuera del movimiento al que pertenece.
Sus actividades como escritor y publicista libertario fueron tan
apasionadas como circunstanciales. Entre las obras de historia que entran en
esta categoría se encuentra sobre todo su vulgata de la obra anterior: Los
anarquistas en la guerra civil española.
También hay que añadir a esta trayectoria dos
obras importantes, una documentada biografía de Emma Goldman, y una serie de
biografías publicadas con el título de Figuras del movimiento libertario (Ed.
Picazo, BCN, 1977),, en las que se reconstruye los datos más interesantes de
muchos militantes que Peirats rescata con emoción y veracidad del olvido, y
sobre los cuales tiene sus propias aportaciones. La lista de sus obras, y sobre
todo de sus artículos, es enorme. Son trabajos publicados en editoriales y
prensa del movimiento libertario en el exilio, obras de interés muy desigual,
producto en muchos casos de polémicas ya muy lejanas, pero en las que brilla el
temple de aquel ladrillero autodidacta que será reconocido como un militante
revolucionario duro y entregado y en un erudito con el que la discusión podía
ser -lo era sin duda- áspera y difícil, pero en la que estaba desterrada la
hipocresía.
En el cisma CNT-CGT de 1979-80 siguió a los
escindidos "posibilistas", pero se retiró a Vall de Uxo manteniendo
una actitud de "lejos del mundanal ruido", orgulloso y fiel a sí
mismo, dolorido ante el curso cenetista, perplejo ante la marcha de la historia
y decepcionado de proyectos editoriales que se quedan en el cajón.
Otras obras suyas son: Emma Goldman. Una
anarquista de dos mundos (Campo Abierto, Madrid, 1977, reedición Laia, BCN),
Diccionario del anarquismo (Dopesa, BCN, 1977). Al exilio corresponden: Examen
crítico-constructivo de movimiento libertario español (Ed. Mexicanos Reunidos,
1967), Voluntarismo y determinismo; La destrucción del Estado; España:
¿transición o continuidad? (Toulouse 1973); Estampas del exilio… Anarquismo,
Breve historia de la CNT,
La pretendida destrucción del Estado (las tres en Madre Tierra). Peirats
escribió para la prensa libertaria numerosas semblanzas biográficas, varias
traducciones (como El debate imaginario entre Marx v Bakunin, de Maurice
Crompton), así como algunos prólogos como el que antecede al un libro tan
notable como el de H. E. Kaminski, Los de Barcelona (Cotal, BCN, 1977). En
Tiempo de Historia nº 62 apareció una larga entrevista sobre su vida y sus
ideas. La revista barcelonesa Anthropos (nº18), le dedicó uno de sus
«dossiers»: José Peirats Valls: Una experiencia histórica del pensamiento
libertario. Memorias y selección de artículos breve, que contiene igualmente
una completa bibliografía.
Con el trabajo de Ealham, el historial de
Peirats requerirá de nuevas lecturas y de nuevos debates.
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