John Garfield prefirió morir antes que
traicionar
En
las últimas décadas, el cine el viejo cine en blanco y negro se había
convertido en algo así como una “antigualla”. A muchísima gente le pareció que
era cosa del “tercer mundo”, mientras que el color estaba asociado a lo que en
los video-clubs llamaban “de multinacional” que era la que ofrecían como una
suerte de garantía. Recuerdo que un día cogí con fervor Regreso al pasado, de
Jacques Tourneaur, considerada en una encuesta sobre el cine negro de la
revista “Dirigido” como la mejor, y la reacción del dependiente advirtiéndome
que
era en blanco y negro como diciendo, “Luego no me venga usted con r
eclamaciones” .era en blanco y negro como diciendo, “Luego no me venga usted con r
Pues
bien, John Garfield no tuvo tiempo no tuvo tiempo de hacer una película en
technicolor, y no le hizo ninguna falta. En sus actuaciones mostró una clara
predilección por personajes de ficción, por historias oscuras que reflejaban en
la pantalla al hombre y a la mujer de la calle, gente trabajadora con problemas
para subsistir, y que aparecían sometida por condiciones sociales opresivas. Su
“reinado” fue coincidente con la época de mayor esplendor del cine negro, y
comienza, significativamente, en 1938 con Four Daughter (1938)…
En
este contexto, John aprendió rápidamente en la escuela esta realidad cotidiana.
Para ser respetado; pegaba golpes de puño con tanta determinación que sus
compañeros veían en él un futuro boxeador. Bordeó la delincuencia que le
llevaron -como al protagonista de Los
olvidados, de Buñuel- a una escuela de inadaptados. La escuela estaba
dirigida por el Dr. Angelo Patri, psiquiatra que trabajaba con la policía,
intentando de hacer hombres a los jóvenes rebeldes de "cabeza dura"
que los guardianes de la ley le llevaban. Este tal Dr. Patri, era por lo visto
un hombre inteligente, bueno y humano y la primera cosa que hacía era encontrar
en cada uno de los pensionistas, muchas veces recalcitrantes, lo que por
naturaleza les interesaba. A partir de aquí, empezaba, como decía él: ‘a hacer
los fundamentos de un edificio".
Es desde esta experiencia que John Julius Garfinkel se convertirá en John Garfield.
Gracias al Dr. Patri, ganó el primer premio de un popular concurso de elocuencia, dado por un diario de Nueva York, el paso siguiente fue convertirse en actor dramático. El Dr. Patri será nuevamente su ángel guardián, obteniendo para él una entrevista con el célebre autor ruso, radicado en Nueva York, Jacob Ben-Ami, el cual le recomendó seguir los cursos de la "Fondation Heckscher".
Es desde esta experiencia que John Julius Garfinkel se convertirá en John Garfield.
Gracias al Dr. Patri, ganó el primer premio de un popular concurso de elocuencia, dado por un diario de Nueva York, el paso siguiente fue convertirse en actor dramático. El Dr. Patri será nuevamente su ángel guardián, obteniendo para él una entrevista con el célebre autor ruso, radicado en Nueva York, Jacob Ben-Ami, el cual le recomendó seguir los cursos de la "Fondation Heckscher".
Una vez concluido sus estudios, John no dudó en alistarse en la compañía de Eva Le Gallienne, lo que era ya una referencia, pero como trabajaba sin cobrar nada, no era cuestión de pararse y reposar en sus jóvenes laureles. No rechazó ningún trabajo: fue lavavajillas, botones, limpiabotas. Pero la tarde que encontró el olor de los escenarios, el hechizo comenzó para él. Pues ser actor, era su verdadera vocación; este trabajo colmaba sus deseos, sus aspiraciones. Y fueron muy pronto captados, primeramente por Otto Kruger (un secundario de toque señorial, recordado con su cabello canoso en multitud de “policíacos”, por ejemplo, en Historia de un detective) después por Paul Muni (le inmortal protagonista de Scarface o Yo soy un fugitivo), finalmente por el conocido dramaturgo de izquierdas, Clifford Odets, sostenedor del ‘Group Theatre"…
En este mítico teatro trabajaban una lista de elementos de talento reconocido como Louise Rainer (La buena tierra), Elia Kazan, Richard Conte, Jules Dassin, Frances Farmer -sobre la que habría que decir algo-, Lee J. Cobb, Luther Adler, etc, un conjunto de actores y directores, todos ellos ligados al cine “negro” y social más avanzado y más crítico de su tiempo.
Está
claro que el inquieto John no pudo encontrar mejor escuela. Bien dirigido,
aconsejado y expansionándose en una afirmación cada día más acentuada, de tal
manera que en 1937 llega a Hollywood con una oferta que rechaza. Su idea era
seguir en el teatro, sin embargo, una segunda proposición de la Warner Brother, entonces la
productora más "social" (la que pensaba más en el espectador como el
hombre de la calle, capaz de identificarse con un cine avanzado) y para la que
John rodó casi todas sus películas, le tentará. Hubiese absurdo despreciar esta
proposición tanto más cuanto en 1934, se casa con Roberta Mann, una amiga
infancia, y al poco tiempo rueda con Michael Curtiz "Four Daughters"
(1938)…
Este
fue un verdadero éxito personal de John, encarna a un joven revoltoso, y por
ella fue nominado al Oscar al mejor actor de reparto. En la trama, la unión de
las hermanas que se enfrentaban a un padre opresor (Claude Rains), era
denominada “Frente Popular”, detalle que no pasó desapercibido a la policía
cultural. En el tiempo que sigue hasta 1952, Garfield interpretará hasta
treinta y una películas le seguirían muchas y buenas, aunque no todas merecerán
ser recordadas, dos de ellas al lado de Michael Curtiz como El lobo de mar (1941), soberbia
adaptación de la obra homónima de Jack London escrita por Robert Rossen y
protagonizada por Edward G. Robinson como Wolf Larsen, y Punto de ruptura (1950), un “remake” inconfeso de Tener y no tener,
siguiendo la misma novela de Ernest Hemingway.
Conviene
no olvidar que en los años treinta y cuarenta, la izquierda democrática y
social tuvo una influencia enorme en Hollywood. Tanto es así que el "gran
dinero" consideró que, dada la influencia que la industria del cine tenía,
había que cortarles las alas que era también hacer a toda la izquierda del
partido demócrata en cuyo seno acabó integrándose lo que quedaba de la vieja
socialdemocracia, muy lejos de los tiempos de Eugene V. Debs, Jack London y
Upton Sinclair, por mencionar algunos nombres que suenan por aquí.
Entre
los actores, sin duda el más representativo de esta izquierda fue John
Garfield, un verdadero "outsider" a cuyo entierro -en triste día de
mayo de 1952, asistieron 100.000 personas. Los presentes no eran
"fans" al uso, sino hombres y mujeres del espectáculo que sabían que
aquel gesto no les iba a beneficiar para nada. El control inquisitorial era tal
que, según contaría Douglas Sirk, al día siguiente de haber comprado un libro
de Brecht, recibió la visita de un inspector para saber porque lo había hecho.
Había libertad para colocar el libro de Brecht en las librerías, pero no tanto
para leerlo.
negó con reiteración a dar nombre alguno con respecto a los miembros de tal organización alegando que no había conocido a nadie de quien supiera su afiliación a la misma” (Javier Coma, Diccionario de la caza de brujas, Ed. Historia Inédita, Madrid, 123).
Muchas otras gentes del cine y del teatro se encontraron en un caso parecido, entre ellos, Arthur Miller, a quien estas circunstancias le inspiraron su obra más famosa, Las brujas de Salem, cuya adaptación cinematográfica tuvo que hacerse en Francia (Raymond Rouleau, 1956) de la mano de Ives Montand y Simone Signoret, entonces los actores más ligados al comunismo francés. Finalmente, aclaradas todas las sospechas, Garfield conoce durante dos años un periodo difícil, será una y otra vez rechazado en todas las tentativas de trabajo que persigue. Este hecho le afectó tanto en su moral, que le perjudicó en su parte artística. Dos días más tarde a lo que equivalía a una absolución por los inquisidores, tuvo una crisis cardiaca. Sufría del corazón desde hacía algunos años, y según Coma: “periodistas significativos por su fervor hacia la persecución maccarthista difundieron la posibilidad de que el carismático astro estuviera decidido en sus últimos días, a cooperar plenamente con el FBI y el HUAC pero la hipótesis no parece, desde luego, probable.”
Pero su celebridad se la deberá sobre todo a The Postman Always Ring's Twice (El cartero siempre llama dos veces), de Tay Garnett, adaptación bastante atenuada de una novela explosiva de James Cain, pero que en su tiempo suscitó las iras de las ligas conservadoras, y que ha quedado como la mejor adaptación de las muchas de la novela; Gentieman ‘s Agreement (1947, La barrera invisible) ; Body and Soul (1947), un alegato de Elia Kazan sobre el soterrado antisemitismo del “american way life”; Body and Soul (Cuerpo y alma), de Robert Rossen, la historia de un campeón de boxeo pero que en realidad es una durísima metáfora contra el meollo del depredador del capitalismo; He Rari Alt the Way (Yo amé a un asesino), del director "maldito", John Berry, película policíaca, en donde por extraña coincidencia, John muere de una forma muy dramática…
Seguramente,
ningún otra actor fue tan representativo del cine social norteamericano de su
época. Garfield además sigue siendo considerado como un referente de primera
magnitud por toda una serie de actores de vocación similar a la suya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario