Norma
Rae y el sindicalismo feminista
Film
a la vez sólido y preciso, Norma Rae demuestra una vez más que Martin Ritt es
un cineasta a seguir.
Sobre esta película el director neoyorquino ha explicado que «El lema de Norma Rae, que se inspira en la vida de muchas personas reales, me ha apasionado. Siempre he sentido cierta atracción por los excluidos, y lamento que las películas americanas consagradas en los últimos tiempos a las mujeres no hayan hecho un esfuerzo para presentar con rigor la condición de una obrera. La mayoría han tenido como heroínas a burguesas trastornadas, ligeramente ninfómanas o neuróticas. En Norma Rae he querido contar el caso de una mujer que “tiene algo en el vientre", de una mujer vulnerable, con los pies, en el suelo, de una luchadora", (en Revue beige du cinema, nº 21, 1981).
Con
Norma Rae, Martin Ritt filma una de las películas más emblemáticas de los
últimos años sobre la cuestión sindical., Norma Rae es una mujer viuda, con dos
niños, uno de ellos natural, que vive con sus padres, también trabajadores de
la fábrica textil, una existencia despreocupada, repartida entre el trabajo en
la fábrica y las noches de diversión y moteles. No ha recibido ninguna
educación ni cualificación profesional y su existencia es la vida alienada del
trabajo. Allí llega un líder sindicalista de la TWWA, Reuben Warshosky. Es un hombre cultivado y
vitalista que busca concienciar a los trabajadores acerca de sus derechos. Su
actitud contrasta con las gentes de Hanleyville, sumidas en la apatía. Trata de
hablar con los obreros, pero le rechazan, como si fuera sujeto extraño a la
vida de la pequeña ciudad porque lo ignoran todo sobre sindicalismo y
desconfían de sus intenciones: además es judío en el Sur profundo... Norma Rae
le da algunos consejos y de que le escuchen los miembros menos apáticos de la
comunidad rural. Mientras tanto. a Norma, que ha mostrado sus primeras actitudes
contestarias en la empresa, le ofrecen un puesto com cronometradora del trabajo
de los compañeros, lo que significa un promoción, pero también situarse del
lado de los patronos. Sus compañeros se lo hacen ver y renuncia a ese puesto y
a los privilegios anejos, lo que significa un cambio en su vida y el nacimiento
de un ideal solidario. Empieza a Iuchar por los derechos laborales, lo que es
no sólo justo, sino, además, posible y necesario. Con muchas dificultades y
con la ayuda de Reuben logra fundar en la fábrica un sindicato y, con ello,
encuentra un sentido a su vida, hasta entonces vulgar y hasta despreciable.
A
partir de ese momento su vida da un giro. incluso en el ámbito personal, pues
se casa con Sonny. Pero no renuncia a la lucha sindical ya separarse de Reuben,
que para ella es el símbolo de esperanza que ha transformado su vida. El
proceso se precipita cuando su padre muere en la fábrica al negarle el capataz
un descanso en el trabajo. Norma se crece ante las dificultades que le ponen los
empresarios, ante las habladurías del pueblo y hasta ante las reticencias de
su marido, pero ve la necesidad de reflexionar más sobre el compromiso que ha
tomado, lo que hace Con lecturas que le proporciona Reuben. La empresa trata de
dividir al sindicato recién creado alentando las diferencias existentes entre
blancos y negros, pero Norma suscita la toma de conciencia de sus compañeros y
llama a la huelga. Llega incluso a ir a la cárcel por atentar contra el orden
público. De vuelta a casa confiesa a sus hijos los errores pasados y les
explica que «Sí vais un día a la fábrica, quiero que tengáis una vida mejor que
la mía. Por eso es por lo que soy sindicalista. Hay que luchar por lo que es
justo". A los pocos días, los obreros deciden en referéndum crear una
sección sindical en la fábrica con lo que algo ha cambiado en la apacible
ciudad de Henleyville. Reuben ha cumplido su misión y abandona el lugar ya Su
compañera de luchas.
Norma Rae se encuadra dentro
del cine militante en cuanto muestra el proceso de transformación que se da en
una mujer que de ser una persona corriente de la clase obrera poco preocupada
por sus condiciones de trabajo y deseosa de evadirse del mismo en sus horas de
ocio pasa a erigirse en portavoz de las reivindicaciones laborales y en
dirigente de vanguardia que lucha por sus compañeros, Esta transformación viene contrapuesta
cinematográficamente con el personaje del sindicalista neoyorquino, un hombre
culto que en sus amores juveniles leía el «New York Times» con una abogada de
Harvard...; la interrelación entre esos dos mundos (el burgués que ha adoptado
la causa de los trabajadores desde la reflexión y el obrero que lleva una vida
de inconsciencia «burguesa»} está muy lograda. (Reuben enseña con paciencia a
Norma y hasta le corrige las faltas le ortografía de un panfleto y, sobre todo,
la defiende cuando dos miembros del aparato del sindicato plantean la moralidad
personal e la trabajadora. El retrato de Norma como una mujer inmadura, que
aprende en carne propia y que comete errores ante la empresa s certero. Hay que
subrayar el carácter feminista que tiene la película: la toma de conciencia que
experimenta Norma como trabajadora supone también la adopción de un nuevo rol
como mujer, porque su papel como sindicalista es posible gracias a la autonomía
que adquiere con ese nuevo rol.
Aunque
haya una simplificación inevitable, la película resulta convincente, tanto por
la interpretación de enorme eficacia de Sally Field -premiada en Cannes- como
por la descripción de la vida cotidiana y de la vida de trabajo en la ciudad
de provincias; el director sabe ir a la esencial sin cargar las tintas,
convertir la historia en un panfleto o presentar los conflictos en clave
maniquea. Ha elegido la sencillez, sin complejos movimientos de cámara, con
encuadres sobrios claridad expositiva en el relato. Ritt hace una película
militante a través de la plasmación de un testimonio y no de un discurso teórico;
muestra las condiciones laborales de los trabajadores de la fábrica en lugar
de filmar a los obreros discutiendo sobre ellas o, lo que daría aún menos
fuerza, a los cargos sindicales. No obstante, en esta historia el personaje de
Norma Rae parece el de una mujer necesitada del varón que le conciencie y le
haga salir de su alienación, decir, dependiente de un líder.
Por desgracia, Norma Rae no puede ser
incluida entre estas últimas. Su único interés radica en su tema -la llegada de
un líder sindicalista, de la
Unión de Trabajadores Textiles, a un pueblo norteamericano en
el que todos sus habitantes viven de la fábrica local textil, cosa que
aprovechan sus propietarios, sus dirigentes y sus mandos intermedios para
cometer todos los abusos del mundo-, pero el tema se queda sólo en eso, en un
buen tema para una película malograda, que se pierde entre las brumas de lo
fácil y lo previsible.
Siguiendo
la vieja tradición del cine americano, Ritt pretende que el público siga la
misma evolución que sigue su protagonista, y lo cierto que la mayor parte de
las ocasiones lo consigue.
Es
evidente el peligro de panfleto en una película de estas características. La
precisión de Ritt, su rigor y su falta de grandilocuencia son los pilares
básicos que permiten evitar este escollo. Lo cual no quiere decir que sea un film
perfecto.
Se
habla solamente de llevar el sindicalismo a la fábrica de un pequeño pueblecito
del Sur, sin analizar para nada lo que podría significar. El sindicato entonces
es presentado como un bien absoluto, como la única manera de poder luchar
contra la explotación. Pero hay una escena donde Ritt hace trampa. Me estoy
refiriendo a la llegada de los dos ejecutivos del sindicato que tratan de
inspeccionar el trabajo de Ruben. Sus referencias a que han engordado, su
actuación, lo farisaica de su puritana postura, hacen suponer que
enfrentamientos como esos se producen con frecuencia a la vez que sirven a Rítt
para aclarar que su postura está al lado de Ruben, y en contra de las
burócratas aburguesadas. Pero la trampa de Ritt consiste en la resolución de
la escena. En buena lógica, tras su enfrentamiento los dos ejecutivos habrían
enviado una nota a Ruben, ordenándole que se Incorporara a su puesto en Nueva
York mientras que en el film se dejan echar por Ruben. Ritt tiene la honestidad
de presentar el conflicto, pero esa misma honestidad desaparece a la hora de
resolverlo.
Por el contrario, Ritt acierta plenamente
en 'a descripción del carácter de Norma Rae. Impulsiva, inmadura, va a ir
sufriendo en su propia carne, la dureza de una lucha desigual que pasará por la
muerte de su padre -literalmente asesinado por los directivos de la fábrica, y
resuelta la escena de su muerte al igual que la de su entierro, de forma
modélica por Ritt- la despedida de su trabajo y la cárcel. Ritt no exagera ni
la bondad de los representantes de un bando, ni la maldad de los explotadores.
Si Norma demuestra su inmadurez al aceptar el puesto de vigilancia, los dueños
de la fábrica se creen legitimados para ver en los sindicatos a su enemigo
natural, y continuarán con las pautas de conducta que siempre han seguido.
La
capacidad de síntesis de Ritt, el ir a lo esencial, su negativa a cargar las
tintas, ya caer en el maniqueísmo, proporcionarán al film escenas tan
extraordinariamente precisas como la conversación de Norma con el pastor, o la
propuesta de matrimonio de Beau Bridges a Norma, sólo por mencionar dos
momentos absolutamente diferentes...
Esta no es una película para pasar el rato, sino una película dura que permite aprender y discutir.
Esta no es una película para pasar el rato, sino una película dura que permite aprender y discutir.
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