Alfred Rosmer, el gótico del movimiento obrero
A lo largo de su trayectoria militante, Serge fue
desarrollando una extensa red de relaciones personales y políticas que luego
serían decisivas en la campaña internacional por salvarle de las garras del
estalinismo. Dado lo variado de dichas relaciones, entre sus amistades
coincidían por igual anarquistas, sindicalistas revolucionarios, comunistas y
disidentes como artistas, lo que explica la amplitud de la movilización que
suscitó el “caso Serge”, cuya ultima onda llega hasta el congreso de
intelectuales antifascistas de Valencia en 1937 (1).
intelectuales antifascistas de Valencia en 1937 (1).
Pero el núcleo central de estas relaciones fue el
constituido alrededor del rechazo de la capitulación en masas de los
socialistas, los sindicalistas e incluso, los anarquistas. Desde la cárcel,
Serge, frente a militarismo prusiano oponía los peligros de su copia francesa y
recordaba el affaire Dreyfus, la primera manifestación de signo fascista en el
continente. Y, por lo que se refiere a la invasión de Bélgica por los alemanes,
no olvidaba otro episodio semejante, la guerra de los boers. Fue uno de los colaboradores de La
Vie Ouvriére, junto con Rosmer, Monatte,
Martinet y Trotsky, todos ellos situados en el área de lo que sería la Conferencia de
Zimmervald, entre los partidarios de oponer la revolución a la guerra. Esta
relación atravesó las mismas fases, se expresó especialmente ante el caso Serge
a través de la revista Revolution proletarianne…
Sobre Alfred Rosmer (1877) ha escrito su biógrafo
Christian Gras: " Su experiencia, bastante larga --55 años de vida militante
entre. 1909 y 1964-- se inscribe enteramente en los medios revolucionarios. Es
significativa de una generación que ha esperado apasionadamente la revolución,
que se ha llenado de esperanza cuando vino la experiencia rusa y que no cesado
de observar y de comentar esta experiencia. La psicología personal se entrelaza
con los grandes movimientos de la sensibilidad colectiva. Es significativa
también no de una clase, sino de un tipo social original. Rosmer no es un
burgués, no es para nada del dinero que
no piensa ni en amasar ni en lograr. No se integra nunca al grupo de las gentes
de letra, ni al cuerpo social de la universidad. Pequeño funcionario,
periodista mal pagado, corrector de imprimaría, no se interesa por las
cuestiones alimenticias. Vive por la revolución- No es un hombre de aparato ni
un revolucionario profesional pagado por una organización. Su experiencia es
también variada en las formas y nos llevan desde el anarquismo al sindicalismo revolucionario,
al comunismo, al trotskismo, al antiestalinismo. Rosmer, es un raro ejemplar de
fidelidad, de continuidad revolucionaria".
Internacionalista, entre 1922 y 1924 forma parte del CC
del PCF, como representante del ala que se opone al intento de hacer de él un
partido socialdemócrata de izquierda, es descrito por Serge en sus Memorias en
los siguientes términos “…sindicalista de nombre ibseniano:
Es excluido en 1924, por su oposición a la llamada
"bolchevización. Amigo de la
Oposición trotskista, escribe en La Vérite y participa
en la formación del grupo francés y en el secretariado internacional de la Oposición al principio
de los años treinta. Dimite y entra en una larga controversia con otro sector
del grupo trotskista encabezado por Molinier y Frank. Trotsky que se sitúa al
lado de los jóvenes, ve en el un gran escritor, una leyenda que ya no se
encuentra a la altura de las circunstancias. Esta controversia se extiende en
torno a la guerra y la revolución, durante la cual, Rosmer apoya al POUM en
contra de la opinión de Trotsky. Sin embargo, se mantiene la amistad entre
ambos. Será en casa de Rosmer donde tendrá lugar (un biógrafo de Simone Weill
afirma que fue en casa del padre de ésta)
la fundación de la IVª
Internacional y los Rosmer, Alfred y su compañera Margarite viven con Trotsky
los últimos días de éste en México. Ramón Mercader los utilizó empleando
su coche para los desplazamientos de la pareja que agradece el favor. Alfred se
mantiene como una militante comunista de izquierda, escribiendo numerosas
obras sobre la historia del movimiento obrero. Fue uno de los firmantes del
"manifiesto de los 1921" contra la ocupación francesa en Argel y en
apoyo a la independencia de este país. Murió en 1964. Gallimard editó (París,
1980), la Correspondence
1929-1939 de León Trotsky et Alfred et Marguerite Rosmer, presentada y anotada por Pierre Broué,
escogidas entre las 256 cartas encontradas en los Archivos Trotsky de Harvard.
Aunque de una manera mucho más parcial, Trotsky mantuvo
una fuerte relación con Pierre Monatte, (Monlet, Alto Loira, 1881-París,
1960), uno de los representantes más destacados del sindicalismo revolucionario
de antes de 1914. Cuando todos los viejos sindicalistas se inclinan o callan
ante la Gran Guerra
y la unión Sagrada francesa, Monatte emerge como la conciencia del sindicato.
Se opone a la guerra y desde La Voix Ouvrière manifiesta que los
socialistas franceses tenían que haber seguido el ejemplo de los socialistas
italianos partidarios de la neutralidad. No obstante proclama que los
sindicalistas internacionalistas no obstaculizarían el esfuerzo bélico. El
pequeño grupo internacionalista está formado, entre otros, por AIfred Rosmer,
Alphonse Merrheim (con Trotsky), y forman el Comité de Defensa Sindical que
trata de impedir la expulsión de la
CGT que trata de lograr la mayoría que sigue a Jouhaux, y
desde 1917, Monatte trata, infructuosamente, de conseguir la mayoría para la
izquierda.
Este Comité se encuentra detrás de las primeras huelgas
de la postguerra. En 1918, durante el Congreso del pleno del sindicato, Monatte
orquestó junto con Gaston Monmousseau, la critica contra el equipo rector y el
apoyo a la revolución rusa. Movilizado después de la desmovilización vuelve a
animar La Voix…En
1920 es arrestado durante la huelga de ferrocarriles. Durante la escisión socialista-comunista,
se siente moralmente desalentado y deja el periódico. Pase a ser uno de los
fundadores del PCF, y es considerado por Lenin y Trotsky como uno de los
elemento claves para la construcción de un verdadero partido revolucionario,
diferente al que tratan de crear viejos socialdemócratas como Frossard y
Cachin. Redactor de L' Humanité en 1923, es excluido en 1924 por su
oposición a la llamada "bolchevización" que auspician Zinóviev y
Stalin.
Alfred Rosmer pasa apoyar a la oposición de Izquierda y
mantiene sus lazos con Trotsky, pero no tarda en distanciarse del bolchevismo.
Será entonces el principal animador del grupo que edita Revolution
proletarienne, y desde la
Liga sindicalista, trata de retornar a los clásicos
presupuestos del sindicalismo revolucionario sin renunciar a determinados
criterios marxistas. Con ello se sitúa en una especie de terreno intermedio y
recibe diversas críticas. Para los anarquistas representaba una versión
acomplejada del viejo sindicalismo revolucionario, ambigua respecto a las tendencias
"autoritarias" de Trotsky. Para este, Monatte seguía prisionero de
unos principios que se habían agotado en la época iniciada por la Gran Guerra. En 1930
el grupo publica una declaración Por la reconstrucción de la unidad sindical firmada por 22 activistas de la CGT, la CGTU y de los sindicatos
independientes. Su base de referencia era la Carta de Amiens, o sea de "la lucha de
clases y la independencia sindical, sin ninguna interferencia por parte de
partidos políticos, fracciones o sectas, como tampoco de ningún
gobierno...".
En la mitad de los años treinta, Rosmer formó parte
activa en la comisión de intelectuales y militantes que denunciaron los
"procesos" de Moscú contra la "vieja guardia bolchevique" y
durante la guerra civil española repartió su solidaridad entre el POUM y la CNT. En una carta a
Maitron termina así su breve boceto sobre su vida, diciendo: "...Nunca he
sido funcionario sindical. Miembro del Comité federal de las Bolsas de Trabajo
desde 1904 a
1914, Luego militante sin funciones. Hay sin dudas zig-zag, pero los fines
siempre han sido los mismos, aunque nos lo haya representado muy bien.
Preocupado por mantenerme como un revolucionario sin dejar nunca el trabajo
sindical..." (Maitron y Colette Chambelland han publicado sus Archivos.
con el título de Pierre Monatte, Syndicalisme revolutionnaire et communisme
(Maspero, París, 1969).
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