El sectarismo y la
intolerancia no son ninguna exclusiva de tal o cual tendencia política, en el
caso de las revolucionarias, surgen de la idea de que solamente parece
aceptable el punto de mira de tal persona o tal fracción,, detrás de lo que
suele haber
alguien intolerante que se cree llamadazo a representar el ideal
auténtico frente a los que lo ven de otra manera. Los he conocido que creen que las cosas son así
porque ellos loticen o lo transmiten en nombre de tal o cual autoridad. Esta patología
por lo general no es tan dañina como la oportunista, pero pueden resultar
desastrosas por cuanto creen dinámicas cerradas que se mantienen por su propia
autojustificación. Cierto es que cuando
son los movimientos los que ocupan el escenarios, ellos se hacen más visibles
como reductos iguales otros reductos con la diferencia en tal o cual detalle,
en controversias que Umberto Eco no dudó con las escolásticas del Medioevo.
Se puede decir que el
puente fue más o menos amplio en la fase clásica de la socialdemocracia
clásica, una fase en la que la izquierda marxistas y anarquistas cooperan en
plataformas comunes como lo fueron la
CGT francesa antes de 1914, o entre los “wobblies” en los
Estados Unidos. En el estado español, donde la relación de fuerzas era
equiparable y casi complementaria), se dan divergencias pero también
convergencia. Un sector socialista formó parte de la primera CNT, CNT y UGT
hicieron lo posible por coincidir, por ejemplo en la huelga de “La Canadiense”, y lo que
es muy poco sabido: en los lugares donde los anarcosindicalistas carecían de
fuerza propia, trabajaban en el seno de la UGT. Más tarde se volvieron a encontrar, en el
octubre asturiano del 34, y en la lucha contra los militares fascistas.
La conclusión es
sencilla: la unión ayudó a avanzar, el enfrentamiento, a retroceder. Estaban
condenados a entenderse, pero pocas veces lo hicieron, y eso fue un grave error
histórico. Igualmente es cierto que los debates fueron muy escasos, cada uno
cultivaba su jardín, los socialistas muy a largo plazo, confiando en una lenta
acumulación de fuerzas por la que justifican su tendencia hacia la prudencia;
para ellos los anarcosindicalistas eran unos irresponsables, sobre todo cuando
cultivaban “la propaganda por el hecho”; para los anarquistas eran unos
oportunistas abocados a la colaboración de clase. Desde el estrecho marxismo
del PSOE, funcionaba el estereotipo de anarquismo=violencia=irresponsabilidad,
para los anarquistas, Marx era un autoritario y santas pascuas. En sus momentos
de mayor furor, Pedra, mi “papá político”, decía que los políticos eran los
mismos perros con diferente collar…Tengo que decir que eso era lo peor en un
militante que daba motivos para la admiración, sobre todo cuando ponía el
movimiento por encima de las siglas o las escuelas.
En el curso de esta
“guerra fría”, las cosas se complican con la derechización de la
socialdemocracia, y con la deriva estaliniana del comunismo que en las décadas
siguientes ocuparan el movimiento obrero, dejando a las “minorías proféticas”
(socialistas de izquierdas, comunistas disidentes, anarquistas), en el
testimonialismo...En el que todavía se encuentran aunque la situación comenzó a
cambiar desde finales de los años sesenta.
En este trayecto no
fueron pocos los militantes de filiación marxista que evolucionaron hacia el
anarquismo, sobre todo en la primera época. Casos famosos fueron los del pastor
holandés Ferdinand Domela Nieuwenhuis, o el del “joven socialista” alemán
Johann Most, responsable de una versión abreviada de El Capital, que luego fue
un compañero conflictivo de Emma Goldman. Entre nosotros, seguramente el acaso
más original es el del artista gitano Helios Gómez, que comenzó y acabó en la CNT después de haber pasado
por el PCE, por el BOC y de nuevo por el PCE. De los jóvenes izquierditas que
en los años setenta se acercaron a la
CNT, había muchos que provenían de algunas de las diversas
ramas del marxismo, sin embargo, en ninguno de estos casos he leído u oído la
palabra “tránsfugas”.
Victor no oculta el
desprecio que le merece: “Los tránsfugas –dice- abundan cuando la cobardía, la
ambición o la avidez les hacen entrever el lado más ventajoso de la barricada.
Esas gentes no tienen más convicciones que la de la escudilla que les es
ofrecida. Son animales de lujo o animales de trabajo según la altura del
pesebre…Los tránsfugas abundan; ningún medio está tan abundantemente poblado
como el mundo de la política”.
Pero reconoce que “en
todas partes se encuentran elementos de esa especie, vil y despreciable. El
anarquismo, inclusive, ha dado algunos de esos especímenes. ¿Quién no ha
conocido a antiguos libertarios, alabándose de serlo todavía todo y renegando
con cínico desparpajo los principios anarquistas?”. Por este terreno, llega a
un lugar común de la izquierda occidental “transformada”, a la que le va tanto
la frase: “¿Qué hombre inteligente y de corazón no ha sido, a los veinte años,
más o menos anarquista?, si bien se trata de una fase que emplea lo de
anarquista como un concepto más general como izquierdista, radical, subversivo.
De hecho, se trata de una frase de Willy Brandt referida a las juventudes
socialistas germanas de los años sesenta. Pero Victor no entra en mayores
detalles, y no le valen los argumentos de el “tránsfuga es una de las
variedades más numerosas de la raza humana”, por lo tanto no hay lugar a
distinción, ni mucho más que hablar, y por supuesto: el “tránsfuga que
evoluciona hacia el anarquismo permanece fuera de esta infame categoría.
Lo menos que se puede
decir es que –por paradójico que se quiera- es que esta intolerancia es por
esencia sectaria, e incluso antilibertaria. El sentimiento libertario no radica
en defender unas siglas hagan lo que hagan en nombre del anarquismo, sino en
ser consecuente con la democracia directa y con el respeto a la pluralidad de
opiniones. En toda opción militante, lo más importante no es la bandera con la
que te vistes, es, como en todas las cosas, lo que haces. Pero a veces sucede
casi lo contrario, en nombre de la cosa se puede hacer justo lo contrario, y
lamentablemente, el anarquismo no es ninguna excepción aunque alguno crea estar
por encima de las contradicciones que nos plantea querer cambiar el mundo y la
vida desde las miserias a que la historia nos obliga a encarar cada día
No hay comentarios:
Publicar un comentario