sábado, 11 de junio de 2016

PIERRE MONATTE ENTRE EL BOLCHEVISMO Y LA CARTA DE AMIENS


PIERRE MONATTE ENTRE EL BOLCHEVISMO Y LA CARTA DE AMIENS
Resultado de imagen de PIERRE MONATTEPierre Monatte (Monlet, Alto Loira, 1881-París, 1960)  resulta entre nosotros poco menos que un desconocido. Sin embargo se trata de uno los representantes más coherentes y destacados del sindicalismo revolucionario. El propio Pierre explica así sus inicios: “Becario, internado en el colegio de Brioude durante cinco años. Los miserables, de Víctor Hugo, hacia los trece años, me producen un impacto que me orientan hacia el socialismo. Siendo todavía colegial, me adhiero a las Juventudes Socialistas de Clermont y colaboro en el “Tocsin populaire” de Berry y de Auvergne (blanquista)… Peón durante tres años en la
Academia del Norte: Dunkerque, Abbeville, Le Quesnay, Condé. Fue en este periodo cuando me pasé al anarquismo…Dimito al comienzo de 1902 y  vengo a París. Por la Historia de las Bolsas de Trabajo, de Pelloutier y la influencia de Pages libres me oriento hacia el sindicalismo,  considerándome siempre como anarquista. Cocinero en el “Libertaire” durante algunos meses: lo suficiente para que me echaran. Colaboré más o menos regularmente en Temps nouveaux. Participó en la fundación del primer sindicato de empleados de librerías (1903) con Valois, luego paso al de correctores (1905). Pouget me hizo entrar en el Comité de bolsas de trabajo…
Resultado de imagen de PIERRE MONATTEEn 1905, al entrar Broutchoux en la cárcel durante algunos meses, me pide que lo reemplace en “Action syndicale” de Lens, el semanario del joven sindicato de mineros…”. En 1906, participa en Lens en la huelga general de los mineros y es arrestado por sus actividades. Asiste al Congreso de Amiens cuando tiene 25 años. Todo el resto de su vida intentara ser fiel a sus presupuestos. En 1907 participa en el Congreso de Amsterdam y debate con Malatesta sobre el sindicalismo y la huelga general; en opinión de Daniel Guérin se trata del debate más importante sobre estrategia de la historia del anarquismo. Monatte reafirma los criterios del sindicalismo revolucionario.  Sobre este extremo publicaremos una reseña en un artículo próximo.
En 1908, Monatte  llega a Suiza huyendo de la policía. Un año más tarde trabaja con Pouget en la revista “Revolution”, y el mismo año funda “La Vie Ouvrière” que se convertirá perennemente en el órgano de la CGT (aunque ulteriormente el nombre de Monatte será el de un «maldito» para socialdemócratas y estalinistas).
En 1911 ayuda a levantar “La Bataille Syndicaliste”, representante del sector sindicalista revolucionario más consecuente de la CGT. En el momento en que la mayoría de los viejos sindicalistas se inclinan o callan ante la “Gran Guerra”,  la Unión Sagrada y la patria francesa, Monatte emerge como la conciencia del sindicato. Se opone a la guerra y desde La Voix Ouvrière manifiesta que los socialistas franceses tenían que haber seguido el ejemplo de los socialistas italianos partidarios de la neutralidad. No obstante proclama que los sindicalistas internacionalistas no obstaculizarían el esfuerzo bélico. El pequeño grupo internacionalista está formado, entre otros, por Alfred Rosmer, Alphonse Merrheim (con Trotsky inmerso en la denuncia de la guerra y del zarismo), y forman el Comité de Defensa Sindical desde la que trata de impedir la expulsión de la CGT de la minoría que trata de imponer la burocracia.
Desde 1917, Pierre trata, infructuosamente, de conseguir la mayoría para la izquierda. Este Comité se encontraría detrás de las primeras huelgas de la posguerra. En 1918, durante el Congreso del pleno del sindicato, Monatte orquestó junto con Gastón Monmousseau, la critica contra el equipo rector y el apoyo a la revolución rusa. Movilizado justo después de la desmovilización vuelve a animar La Voix
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Monatte será arrestado en 1920  durante la huelga de ferrocarriles. Durante la escisión socialista-comunista, se siente moralmente desalentado y deja el periódico. Pase a ser uno de los fundadores del PCF, y es considerado por Lenin y Trotsky como uno de los elementos claves para la construcción de un verdadero partido revolucionario, diferente al que tratan de crear viejos socialdemócratas como Frossard y Cachón; en 1920, de camino a Moscú, Ángel Pestaña pernota en su casa y discute con Monatte la situación. Redactor de “L' Humanité” en 1923, es excluido en 1924 por su oposición a la llamada “bolchevización” que auspician Zinóviev y Stalin como una manera de “atar” a las secciones nacionales al centro moscovita. Pasa apoyar a la oposición de Izquierda y mantiene sus lazos con Trotsky, pero no tarda en distanciarse del bolchevismo. Será entonces el principal animador del grupo que edita “Revolution proletarienne”, y desde la Liga sindicalista, trata de retornar a los clásicos presupuestos del sindicalismo revolucionario sin renunciar a determinados criterios marxistas. Con ello se sitúa en una especie de terreno intermedio y recibe diversas críticas. Para los anarquistas representaba una versión acomplejada del viejo sindicalismo revolucionario, ambigua respecto a las tendencias “autoritarias” de Trotsky. Para éste, que respetaba mucho a su antiguo compañero internacionalista, Monatte seguía prisionero de unos principios que se habían agotado en la época iniciada por la Primera  Guerra Mundial.
Resultado de imagen de PIERRE MONATTEEn 1930, el grupo publicar una declaración "Por la reconstrucción de la unidad sindical". Esta declaración estaba firmada por 22 activistas de la CGT, la CGTU y de los sindicatos independientes. Su base de referencia era la Carta de Amiens, o sea de «la lucha de clases y la independencia sindical, sin ninguna interferencia por parte de partidos políticos, fracciones o sectas, como tampoco de ningún gobierno…”. En la mitad de los años treinta formó parte activa en la comisión de intelectuales y militantes que denunciaron los procesos de Moscú contra la «vieja guardia bolchevique» y durante la guerra civil española repartió su solidaridad entre el POUM y la CNT.
En una carta a Maitron termina así su breve boceto sobre su vida, diciendo: “…Nunca he sido funcionario sindical. Miembro del Comité federal de las Bolsas de Trabajo desde 1904 a 1914, Luego militante sin funciones. Hay sin dudas zig-zag, pero los fines siempre han sido los mismos, aunque nos lo haya representado muy bien. Preocupado por mantenerme como un revolucionario sin dejar nunca el trabajo sindical…” (Idem).   Para mayor información, ver la edición de Jean Maitron y Colette Chambelland de sus Archivos con el título de Pierre Monatte, Syndicalisme revolutionnaire et communisme (Maspero, París, 1969).
Monatte y sus compañeros
encarnaron lo mejor de la tradición del sindicalismo de Amiens. Internacionalistas en 1914, representantes del ala izquierda del primer PCF con el apoyo de la Internacional y en oposición a los socialdemócratas como Marcel Cachin, serán luego los primeros en oponerse a la III Internacional moldeada según las exigencias del “socialismo en un solo país”. Entre sus obras, Rosmer legó uno de los testimonios más honestos y fehacientes de los primeros años de la revolución, Moscú bajo Lenin (París, 1953 con prólogo de Camus, hay una versión en ERA, México, 1982) en no poca medida, una réplica a la narración ofrecida por la AIT negra, recompuesta en 1922.
La trayectoria de Monatte fue un tanto diferente. Él nunca dejó de pensar en clave sindicalista para desesperación de Trotsky que la valora pero que la estima desfasada después de 1917. Aunque participa en el inicio del PCF y en la Oposición de Izquierdas en la segunda mitad de los años veinte, Monatte desconfió del bolchevismo y se apartó de Trotsky al que defendió siempre contra el estalinismo. Su militancia se centra en el colectivo de izquierda antiestalinista que se organiza alrededor de la Liga Sindicalista que estará en la base de la revista bimestral mensual “La Revolution Prolétarienne” en la que el marxismo abierto y el sindicalismo se dan la mano. Fundada en 1927, la revista fue cerrada con la ocupación nazi, para reanudar su andadura en 1947 y, no sin serias dificultades, se mantiene hasta el presente. Por sus páginas figuran algunos de los fundadores del comunismo francés –Fernand Loriot , Boris Souvarine ,  más Rosmer y Monatte- y desfilan las plumas de Daniel Guérin , Simone Weil , Michel Collinet Jean MaitronMaurice Paz, Robert Louzon, de Victor Serge por supuesto, y en años cincuenta, Albert Camus. A pesar de su prestigio la Liga Sindicalista no consiguió superar la marginalidad por más que durante las “jornadas de junio” del 36 en Francia, las fábricas ocupadas aparecieron pobladas de bandera rojas y negras (fenómeno que se repetirá en el mayo del 68).

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