ROBERT RYAN, NADIE PUEDE VENCERME
íneas.Muchísimo más ajustado es Javier Coma que le
Lo más singular de su
fecunda carrera (71 películas en 30 años) fue la extraña exigencia que Robert
Ryan manifestó en la elección de sus directores. Pocos actores de su generación
pueden, en efecto, vanagloriarse de un palmarés en el que figuran los nombres
de Edward Dmytryck, Jean Renoir, Jacques Tourneur, Joseph Losey, Max Ophuls,
Nicholas Ray, Fritz Lang, Budd Boetticher, Anthony Mann, Allan Dwan, Samuel
Fuller, Raoul Walsh y Richard Brooks, entre otros. Incluso al final, minado por
la enfermedad, con el rostro demacrado, consiguió conmover interpretando al
campesino salaz de Lolly
Madonna XXX (Richard
Sarafian, 1973) o al viejo anarquista irlandés The lceman Cometh (John Frankenheimer, id) en
adaptación de la famosa obra de Eugene O´Neill. Bajo su máscara, algo
convencional, de aventurero palpitaba una profunda humanidad. Lástima que parte
de su filmografía sea poco o nada conocida por aquí, detalle al que no es ajeno
su actuación militante de izquierdas, no en vano Ryan se escapó de Joe
MacCarthy y sus secueces porque no se atrevieron con él.
De esta segunda fase
destaca su interpretación en las películas Callejón sin salida (1947), obra de otro cineasta
inquieto, John
Cronwell y al lado de
Robert Mitchum y Lizabeth Scottt. Por entonces, robert ya se distinguía por su
especialidad en personajes turbios, en “personalidades autoritarias” y
corruptas. Le siguen otros títulos importantes :Una
mujer en la playa, de Jean Renoir, con Joan Bennett; Berlín Express (1948),
una de las joyas dirigida por Jacques
Tourneur en la que se
advierte que la amenaza fascista sigue viva (¡que hubieran preguntado aquí o en
Portugal¡); la sigue otra obra mayor, una penetrante descripción de la
mentalidad burguesa-capitalista encarnada por Robert Ryan en Atrapados, obra del gran Max Ophuls, uno de los mejores directores de la
historia del cine…
También pertenece a la
historia del cine Nadie podrá vencerme, una de las mejores
películas existentes sobre el mundo del boxea, y unos de los títulos más
distinguidos deRobert Wise. En esta
película Ryan dio vida a otro personaje “positivo”, el del boxeador caído pero
íntegro, de reflejos casi prometeicos. Se considera que éste fue su más hermoso
papel y en el que rememoró su época de boxeador, un hombre brutal, que
finalmente encuentra su dignidad a no dejarse vencer tal como estaba pactado
por el hampa que rodeaba este mundo en los Estados Unidos. Volvería a trabajar
con Wise años más tarde en Odds Against
Tomorrow (1959),
otro de los grandes títulos de este cineasta y que aquí solamente se pudo ver
en la TV.
En los sesenta, destacará en la curiosa superproducción Rey de Reyes, una película dirigida con especial talento por Nicholas Ray y que resulta mucho más compleja de lo que creyeron Samuel Bronstons y las autoridades franquistas, y en la que interpreta a un Juan Bautista grandilocuente y subversivo. También lo hizo bajo la batuta de Peter Ustinov en la adaptación de la novela de Herman Menville, Billy Budd (aquí titulada La fragata infernal) película que en España se tituló La fragata infernal, y que fue dirigida por el actor Peter Ustinov, y que aborda la cuestión de los derechos humanos en la marina de guerra en tiempos de la revolución francesa. En esta década también destaca en su aparición en superproducciones bélicas, tales como El día más largo, La batalla de las Ardenas o La Batalla de Anzio, aunque se trata de títulos aparatosos y poco memorables, por no decir algo peor.. Antes de fallecer aparecería en la película En nombre de la ley, western realizado por un Michael Winner inspirado y con Burt Lancaster y Lee J. Cobb al frente del reparto, en la que una vez más dejaba una actuación destacable como recuerdo de su brillante carrera como actor.
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