lunes, 27 de junio de 2016

La recepción de la obra de Trotsky en España.



La recepción de la obra de Trotsky en España.
Resultado de imagen de Bibliografía de les obres de i sobre TrotskyLa difusión de las obras relacionadas con la vida, los escritos o las críticas a León Daudevich Bronstein más conocido como Trotsky, se puede dividir en varias fases, con dos especialmente destacadas: la de la primera mitad de los años treinta, y la que va desde 1965 hasta los ochenta.  

En este ámbito resulta totalmente clave el estudio de Sergi Rosés Cordobilla “Bibliografía de les obres de i sobre Trotsky editadas a Espanya”,  que abarca al menos hasta el final del siglo pasado.  No deja de resultar significativo que aporte de esta amplitud y rigurosidad haya tenido que resultar una autoedición distribuida por el propio autor (sergiroses(a)mail.com)  en relación a todo el entramado internacional, el autor se remite a la edición de El Viejo Topo de Trotskismos, de
Daniel Bensaïd, cuya bibliografía consta de dos partes, la origina y un anexo  sobre la existente en castellano, aunque en la edición de Sylone se le han añadido nuevos títulos sudamericanos.
Resultado de imagen de Bibliografía de les obres de i sobre TrotskyLa primera abarca desde finales de los años veinte hasta 1935. Trotsky  era todavía el hombre que lideró la toma del Palacio de Invierno y del Ejército Rojo, el par de Lenin... La divulgación de su obra fue deudora del trabajo divulgativo de sus afines, Andreu Nin y Juan Andrade, en especial, su formación alcanza una cierta influencia cultural y política…En esta fase se publicaron sus obras históricas (en oposición a la oficialista), así como sus escritos sobre los temas del momento (Alemania, Francia), con un epílogo singular: la traducción en 1937 por parte de Andrade de La revolución traicionada, que  se quedó en la imprenta del POUM,  ya en la clandestinidad acusado de “trotskista”, en una doble derrota que transcurre en el momento que Trotsky caracteriza al POUM –inmerso en una situación casi inversa a la de los bolcheviques en 1917- como centrista dando tres pasos en el delirio.
La otra se extiende desde la segunda mitad de los años sesenta y alcanza su punto culminante en los setenta y se distingue por su carácter reivindicativo y exhaustivo. Esta ingente actividad divulgativa iniciada –simbólicamente- desde Ruedo Ibérico conecta con la que se desarrolla en América Latina. La trilogía de Isaac Deutscher, de la que se llegó a decir que era la mejor biografía jamás escrita; deslumbra a toda una generación. Este “revival” que se traduce por una creciente aceptación de sus críticas y denuncias del estalinismo, incluso no falta quien llega a considerar la hipótesis de una suerte de “sorpasso” en la práctica. Pero la situaciñón no da para más, finalmente la herencia estaliniana (etapismo, mando único, patriotismo partidario, etc.) le permitirá  encauzar los movimientos hacia una línea de pactos en los momentos decisivos (1977-1979), en tanto que la influencia “trotskiana”, aunque se manifiesta significada, resulta  a la del POUM.
Casi cuatro décadas más tarde, en el reinicio actual, el legado resurge como uno de los reductos de la tradición marxista  en medio del cerco neoconservador. Sus obras principales son de fácil acceso, su lugar en Internet es abrumador, aunque su formato es ya otro: aparece como unas de las escuelas que cuenta con una presencia reconocida   dentro de una nueva izquierda radical y más plural que nunca.
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Aunque desde un plano muy modesto, ha sido y es parte de esta historia, al menos desde 1966-67. Como divulgador, ha sido uno de sus campos preferidos desde que a finales de 1979 publicó Conocer a Trotsky (Dopesa, Barcelona), al que siguieron toda clase de artículos y estudios, algunos de ellos aparecido en los Cahiers Léon Trotsky que dirigió Pierre Broué y lo ha seguido siendo a lo largo de los años. Se trata pues de un trabajo que trata de aunar la implicación con una visión crítica obligada.
Trotsky desarrolló una bibliografía propia sobre Lenin, buena parte de la cual se editó en la URSS a mitad de los años veinte. En lucha contra “los epígonos” de Lenin, escribió una parte de su obra que comprendía un ambicioso proyecto biográfico que no pudo pasar del primer volumen (justo lo mismo que le sucedió a Deutscher). Su idea básica es que ambos desarrollaron una evolución sobre supuestos diferentes que acabaron confluyendo en abril del 17 con las tesis de abril. En una maniobra sucia, Stalin basó su esquema trotskismo=antileninismo, editando los textos de uno y otro de antes de Octubre y sustrayendo las coincidencias ulteriores, todo en un ejercicio de fetichización de las citas que sirvió de alimento para varias generaciones de comunistas. Preguntada por Deutscher sobre el porqué no llegaron a tener  una amistad como Marx y Engels entre 1917-1924, Natalia Sedova respondió que el grado de crispación alcanzado en el exilio, fue sin duda un obstáculo. No fue hasta la edición de El último combate de Lenin, de Moshe Lewin que quedó claramente establecido de que dicho combate, Lenin lo quiso librar junto a Trotsky precediendo de esta manera el que llevaría la Oposición de izquierdas.
4/ Uno de los rasgos más singulares de Trotsky fue su capacidad como escritor, la importancia de sus escritos y la atracción que llegó a ejercer entre los artistas y escritores soviéticos (la mayor parte de ellos simpatizaban mucho más con la oposición que con “la línea oficial”. Aunque apenas si pudo comenzar a andar, la  FIARI  obtuvo una considerable resonancia hasta que la II Guerra Mundial hizo inviable su trayecto. Sobre esta cuestión me remito a la edición para El Viejo Topo del manifiesto Por un arte revolucionario e independiente que recoge una amplia documentación sobre el encuentro entre Trotsky, Rivera-Kalho y Breton.
Es la medianoche del siglo, una fase de mayor apogeo del estalinismo en el que las denuncias efectuadas por Víctor Serge son rechazadas. Estamos en el meridiano que llevará a enfoques tan representativos en su momento de Jean Paúl Sartre, que se negará a denunciar el “universo concentrionario” porque de esta manera se desmoralizarían los trabajadores de la Renault (cuando la verdad se hizo un clamor, la decepción obrera fue entonces enorme)

Resultado de imagen de Bibliografía de les obres de i sobre TrotskyEn estas dos fases señaladas, Trotsky fue un referente en un nuevo comienzo de la tradición comunista traicionada y distorsionada desde la cúpula, que se relevará claramente insuficiente. Pero era evidente que no podía cumplir sus propósitos, se trataba de llevar adelante las promesas del Octubre y de la III Internacional contra el imperialismo y las oligarquías, y además derrotar a la burocracia estalinista, la misma que en la segunda mitad de los años treinta emergió como el último baluarte contra el auge nazi-fascista. Este fue el comienzo de un periodo de ascenso del estalinismo que alcanzó con la derrota de Hitler su punto culminante para iniciar un proceso gradual de crisis hasta llegar a la descomposición final en 1989. En su tentativa de ofrecer una alternativa en la URSS, todo acabó el 20 de agosto de 1940 en Coyoacán. Luego se trató de resistir, pero en vez de articular una línea de recomposición general, el movimiento sufrió una deriva cainita, una enfermedad propia.
Ahora,  en una nueva coyuntura de reinicio han cambiado muchas cosas. La discusión no se da sobre la “naturaleza de la URSS”,  el estalinismo además consiguió desprestigiar el propio concepto socialista, las palabras propias de 1917 son asimiladas como opresivas por los pueblos que conocieron el “socialismo real”, la clase trabajadora ha sufrido una derrota de proporciones sísmicas, de un gravísimo deterioro de la pasión crítica, ya no existe el mismo furor editorial con nadie.
El punto de rearme ya no requiere  con una explicación sobre la naturaleza del “socialismo real”, aunque muchas de las ideas trotskianas resultan ampliamente aceptadas incluyendo el reconocimiento. Son otros tiempos, el problema ya es la “revolución traicionada”, el movimiento obrero que hasta los años setenta había sido el gigante dormido que habría asaltado los cielos de haber contado con partidos revolucionarios en vez de aparatos como la socialdemocracia y el comunismo oficial, los mismos que en los momento determinantes se establecían como “la última barricada” del sistema.
Resultado de imagen de Bibliografía de les obres de i sobre TrotskyLa ya atrasada Rusia dio un paso más allá del abismo con una  clase trabajadora hambrienta y diezmada, obligada a requisar las cosechas para alimentar las ciudades… No menos cierto es que los bolcheviques y entre ellos, un Trotsky que se excede en la fe en los métodos del ”comunismo de  guerra”, no se percibieron del monstruo que se estaba creando en sus filas.  Del ascenso de una nueva burocracia con unas instrumentos policiales -la Cheka- que acabaron apoderándose de los resortes del Estado. Es desde este ángulo que se explican actuaciones y  tragedias como la de Kronstadt cuyas consecuencias fueron infinitas, como se explica el surgimiento del  “partido del Estado”,  del único organismo que realmente funciona en un país en el que la cultura dominante sigue siendo “la de siempre”.
Trotsky aparece como el personaje clave en el que será “el último combate de Lenin”, tal como dejaría constancia la obra homónima de Moshe Lewin. Fue éste el que añadió lo de “burocráticamente deformado” a la caracterización de “Estado obrero”; denunció el nacionalismo “gran ruso” en las medidas que Stalin en el caso de Georgia; percibió como la cultura tradicional de las “almas muertas” (mogol) seguía dominando...
El proyecto era mantener la línea general de industrialización (electricidad+soviet) en espera de un cambio en la situación internacional. Pero Lenin falleció a tiempo, era el último baluarte respetado por el equipo de funcionarios articulados por la nueva burocracia…Durante varios años, Trotsky lidera una oposición cada vez más potente en sus análisis críticos y propuestas, pero también cada vez más aislada hasta que en octubre de 1927 acaba siendo acusada de intentar llevar a cabo una manifestación en el curso de la celebración del X aniversario de la revolución. Se les acusa de tramar un golpe de Estado, es cuando Stalin con las tijeras en las manos hace desaparecer a Trotsky del filme Octubre, de Eisenstein.

Resultado de imagen de Bibliografía de les obres de i sobre TrotskyLa extrema peculiaridad de este proceso se hizo de muy difícil explicación para las generaciones militantes. Estas se habían forjado en la defensa de la URSS frente la doble agresividad, la alemana y después, la norteamericana, tan presente en el cerco de Cuba y en el ecocidio del Vietnam. Por otro lado, los testimonios de denuncia de las atrocidades perpetradas por el estalinismo, fueron reciclados por la inteligencia “liberal” (luego neoliberal), como actas de acusación contra “el comunismo”, equiparado al nazismo (ya derrotado) como dos caras de un mismo “totalitarismo”. Se mide la opulenta democracia liberal (imperial) contra cualquier revolución, a ser posible evitándola “preventivamente” (Suharto, Pinochet), pero cuando esto no ha sido posible (Rusia, Cuba, Venezuela), creando un cinturón sanitario, una “contra” con la finalidad de arruinarla, de hacerla inviable. (4)
Es sobre esta base que se elabora una batalla historiográfica que atraviesa todo el siglo XX culminando en autores complementarios como Isaac Deutscher y E. H. Carr. En síntesis, esta escuela (“cómplice” para en neoliberalismo), explica el curso histórico de Octubre (pan, tierra y libertad), cuyos inicios no pudieron ser más idealistas, no hay más que evocar el espíritu de  la Constitución de 1918. Estos “buenos tiempos” se manifestaron en imágenes como la de las milicias rojas liberando al almirante Kolchak por un mero juramento o la desesperación del comisario de cultura, Anatoly V. Lunacharsky que creía que dichas milicias habían destruido algunos ornamentos artísticos, esto por no hablar del fin unilateral de la guerra o la concesión del derecho de autodeterminación de las naciones oprimidas, concluyó con una “guerra civil” auspiciada por 21 naciones (la “contra”, los blancos), lideradas por el Reino Unido cuyos servicios secretos atentaron contra Lenin. A tamaña situación hay que añadirle la derrota del primer ciclo de revoluciones europeas entre 1918 y 1923  (Alemania, Hungría, Italia, etc.), todas ellas  cerradas con una suma de derrotas que, antes o después, darán lugar a regímenes fascistas…Situada contra las cuerdas, la corriente prefirió otras denominaciones como  bolchevique-leninistas, marxistas revolucionarios, etc
Esta última variante fue luego reproducida durante la “guerra fría cultural”, cuando los trotskistas fueron acusados de “agentes de la CIA”. Semejante estigma da lugar a una situación en extremo paradójica: la fracción más decidida de la revolución mundial es también la más perseguida. En este curso, los resistentes se diversifican por tiempos, rupturas, liderazgos diversos…A un legado harto complejo cuya principal característica será una suma de “verdaderos trotskismos”,  una suerte de maldición que su mayor patología y que obliga a distinguir entre una mayoría y un sin fin de minorías, en las que no faltan ni gestas militantes ni militantes emblemáticos como podía ser el caso de Ken Loach, de lejos el “trotskista” más reconocido de la historia, y seguramente también es de los menos sectarios. O sea no el virus del “trotskista auténtico”, “más auténtico que los demás” no le afectó más allá de las anécdotas que ya he  contado en otro artículo, Ken Loach y el trotskismo. También lo he tratado en otro, De cuando Vanessa Redgrave era trotskista.

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