martes, 21 de junio de 2016

Isaak Babel, un testimonio ineludible de la revolución



Isaak Babel, un testimonio ineludible de la revolución

Resultado de imagen de Isaak BabelEntre los numerosos testimonios literarios sobre la guerra civil rusa, ninguno alcanzó la brillantez ni la veracidad de las narraciones de Isaak Babel (Odesa, 1894-Siberia, 1938). Su lectura es del todo obligada para las personas interesadas con conocer sus grandezas y sus miserias.
Isaak  Babel  fue siempre, desde muy joven,    un auténtico inconformista. Era hijo de un comerciante judío que le obligó a estudiar hebreo, amén de la Biblia y el Talmud hasta los 18 años, pero que desde entonces se sintió
li­teralmente fascinado por la literatura rusa y por Gustave Flaubert (esto último lo llevó a escribir sus primeros cuentos en francés), más la
experiencia de la vida mezclándose con el pueblo; Bábel escribió en su autobiografía: “…le debo todo a ese encuentro [con Gorki] y aún pronunció el nombre [de Gorki] Alexey Maksmiovich con amor y admiración.” Uno de sus cuentos autobiográficos más famosos, “El cuento de mi palomar” está dedicado a Gorki. El cuento “La ventana del baño” fue considerado obsceno por la censura oficial y Bábel fue acusado de violar el código penal 1001.
Babel comentó sobre este periodo en Petrogrado: Terminada la escuela me desplacé a Kíev y en 1915 a Petersburgo. En Petersburgo lo pasé muy mal, no tenía certificado de residencia y me ocultaba de la policía en la calle Púshkinskaya, en un sótano habitado por un camarero desgarrado y borracho. En ese año de 1915 empecé a llevar mis creaciones a las editoriales, pero me echaban de todas partes. Todos los redactores (el difunto Izmáilov, Possé y otros), me aconsejaban que me emplease en alguna tienda; no les hice caso y a fines de 1916 llegué hasta Gorki.
En 1915 se fue a San Petersburgo, y colaboró en la revista de Maiakovski, Left aunque no perteneció a ninguna de las corrientes literarias en boga. Bolchevique, participa en primera línea de la revolución de Octubre. En un esbozo autobiográfico escribe: "He sido sol­dado en el frente rumano, serví en la Cheka (Comisión extraordinaria para combatir la contrarrevolución y la especulación), en el Comisariado de Instrucción Pública, en las expediciones de 1918 para acopio de alimentos en el ejército del Norte contra Yudénich, en el primer Ejército de Caballería, y en el Comité Regional de Odesa, fui redactor en la imprenta número 7 de Odesa, periodista en San Petersburgo y Tiflis. etc".
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Su testimonio sobre su experiencia con la Caballería roja (tituló de su obra más famosa de la que existen numerosas ediciones, en alianza por ejemplo, que también editó sus Cuentos de Odesa), suscitaron la indignación de Budionny que escribió una denuncia contra él acusándolo de presentar un cuadro unilateral y deformado del Ejército Rojo y de sus actuaciones. En ella, los personajes morían gritando “¡Viva la revolución mundial!”, pero también lo hacían blasfemando, co­metían actos de heroísmo, pero también de brutalidad, en resumen "sabían morir, asesinaban pero soñaban con la fraternidad .Y el amor, se comportaban como bestias, pero en el atardecer cantaban canciones lentas y melancólicas sobre su tierra natal y su hogar paterno. Esta especie de luz y sombra, de ternura y crueldad, de crimen y anhelo de justicia, de sangrientas batallas y los "románticos bosquecillos primaverales, todo ello estaba resumido en sus novelas cortas". 
Babel muestra la revolución, a un pueblo de campesinos luchando contra la clase opresora. Por un lado, se justifica el uso de la violencia contra quienes se oponen a la revolución y, por otro, se reviste de la virulencia y rotundidad con que los vanguardistas firmaban sus proclamas.
Resultado de imagen de Isaak BabelHoy no cabe duda de que Babel es el mejor judío que escribió en ruso, aunque en su obra influyan también culturas tan distintas como la hebrea y la francesa. Él mismo reconoció su papel en la nueva literatura soviética, afirmando que en un ambiente literario plano y estereotipado, le correspondía aportar nuevas ideas, nuevas sensaciones y ritmos. Pero lo que resultaba perfectamente natural en los primeros años de la revolución, acabó siendo sospechoso en la segunda mitad de los años treinta. Babel representaba, junto con Maiakovski, Esenin, Block y Mandelstam, la parte más distinguida y comprometida con los años más creativos de la revolución, y fueron algunas de las víctimas más reconocidas de la barbarie estalinista, fruto de un extraño matrimonio  entre una reedición particular de las tradiciones más bárbaras del zarismo con los restos de una revolución que quitaba el sueño a los amos del mundo.
En mayo de 1937 fue detenido a causa de una denuncia falsa en Peredelkino, la ciudad de los literatos soviéticos y desapareció en 1938 en un campo de concentración en la Siberia acusado de "simpatías trotskistas" ya que en alguna ocasión se mostró de acuerdo con las ideas de Trotsky expresadas  en Literatura y revolución, y obviamente por oposición al estalinismo. Sin embargo, en una Web estalinista, se puede leer: “Fue injustamente fusilado el 27 de enero de 1940 a los 46 años de edad tras permanecer un año en prisión. El feroz cerco imperialista había conducido a algunos sectores de la URSS a un estado de histeria que les impedía diferenciar a sus amigos de sus verdaderos enemigos. Algunos como Babel lo pagaron con su vida”.
No sería (parcialmente) rehabilitado hasta los años cincuenta en la URSS, cuando ya había sido consagrado  internacionalmente.

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