Isaak Babel, un testimonio ineludible de la revolución
Entre los numerosos
testimonios literarios sobre la guerra civil rusa, ninguno alcanzó la
brillantez ni la veracidad de las narraciones de Isaak Babel (Odesa,
1894-Siberia, 1938). Su lectura es del todo obligada para las personas
interesadas con conocer sus grandezas y sus miserias.
Isaak Babel
fue siempre, desde muy joven, un auténtico inconformista. Era hijo
de un comerciante judío que le obligó a estudiar hebreo, amén de la Biblia y el Talmud hasta
los 18 años, pero que desde entonces se sintió
literalmente fascinado por la literatura rusa y por Gustave Flaubert (esto último lo llevó a escribir sus primeros cuentos en francés), más la
experiencia de la vida mezclándose con el
pueblo; Bábel escribió en su autobiografía: “…le debo todo a ese encuentro [con
Gorki] y aún pronunció el nombre [de Gorki] Alexey Maksmiovich con amor y
admiración.” Uno de sus cuentos autobiográficos más famosos, “El cuento de mi
palomar” está dedicado a Gorki. El cuento “La ventana del baño” fue considerado
obsceno por la censura oficial y Bábel fue acusado de violar el código penal
1001.literalmente fascinado por la literatura rusa y por Gustave Flaubert (esto último lo llevó a escribir sus primeros cuentos en francés), más la
Babel comentó sobre este
periodo en Petrogrado: Terminada la escuela me desplacé a Kíev y en 1915 a
Petersburgo. En Petersburgo lo pasé muy mal, no tenía certificado de residencia
y me ocultaba de la policía en la calle Púshkinskaya, en un sótano habitado por
un camarero desgarrado y borracho. En ese año de 1915 empecé a llevar mis
creaciones a las editoriales, pero me echaban de todas partes. Todos los
redactores (el difunto Izmáilov, Possé y otros), me aconsejaban que me emplease
en alguna tienda; no les hice caso y a fines de 1916 llegué hasta Gorki.
En 1915 se fue a San
Petersburgo, y colaboró en la revista de Maiakovski, Left aunque no perteneció a ninguna de las
corrientes literarias en boga. Bolchevique, participa en primera línea de la
revolución de Octubre. En un esbozo autobiográfico escribe: "He sido soldado
en el frente rumano, serví en la
Cheka (Comisión extraordinaria para combatir la
contrarrevolución y la especulación), en el Comisariado de Instrucción Pública,
en las expediciones de 1918 para acopio de alimentos en el ejército del Norte
contra Yudénich, en el primer Ejército de Caballería, y en el Comité Regional
de Odesa, fui redactor en la imprenta número 7 de Odesa, periodista en San
Petersburgo y Tiflis. etc".
Su testimonio sobre su
experiencia con la Caballería roja (tituló de su obra más famosa de la
que existen numerosas ediciones, en alianza por ejemplo, que también editó sus Cuentos de Odesa),
suscitaron la indignación de Budionny que escribió una denuncia contra él
acusándolo de presentar un cuadro unilateral y deformado del Ejército Rojo y de
sus actuaciones. En ella, los personajes morían gritando “¡Viva la revolución
mundial!”, pero también lo hacían blasfemando, cometían actos de heroísmo,
pero también de brutalidad, en resumen "sabían morir, asesinaban pero
soñaban con la fraternidad .Y el amor, se comportaban como bestias, pero en el
atardecer cantaban canciones lentas y melancólicas sobre su tierra natal y su
hogar paterno. Esta especie de luz y sombra, de ternura y crueldad, de crimen y
anhelo de justicia, de sangrientas batallas y los "románticos bosquecillos
primaverales, todo ello estaba resumido en sus novelas cortas".
Babel muestra la
revolución, a un pueblo de campesinos luchando contra la clase opresora. Por un
lado, se justifica el uso de la violencia contra quienes se oponen a la
revolución y, por otro, se reviste de la virulencia y rotundidad con que los
vanguardistas firmaban sus proclamas.
Hoy no cabe duda de que
Babel es el mejor judío que escribió en ruso, aunque en su obra influyan
también culturas tan distintas como la hebrea y la francesa. Él mismo reconoció
su papel en la nueva literatura soviética, afirmando que en un ambiente
literario plano y estereotipado, le correspondía aportar nuevas ideas, nuevas
sensaciones y ritmos. Pero lo que resultaba perfectamente natural en los
primeros años de la revolución, acabó siendo sospechoso en la segunda mitad de
los años treinta. Babel representaba, junto con Maiakovski, Esenin, Block y
Mandelstam, la parte más distinguida y comprometida con los años más creativos
de la revolución, y fueron algunas de las víctimas más reconocidas de la
barbarie estalinista, fruto de un extraño matrimonio entre una reedición
particular de las tradiciones más bárbaras del zarismo con los restos de una
revolución que quitaba el sueño a los amos del mundo.
En mayo de 1937 fue
detenido a causa de una denuncia falsa en Peredelkino, la ciudad de los
literatos soviéticos y desapareció en 1938 en un campo de concentración en la Siberia acusado de
"simpatías trotskistas" ya que en alguna ocasión se mostró de acuerdo
con las ideas de Trotsky expresadas en Literatura
y revolución, y
obviamente por oposición al estalinismo. Sin embargo, en una Web estalinista,
se puede leer: “Fue injustamente fusilado el 27 de enero de 1940 a los 46 años
de edad tras permanecer un año en prisión. El feroz cerco imperialista había
conducido a algunos sectores de la
URSS a un estado de histeria que les impedía diferenciar a
sus amigos de sus verdaderos enemigos. Algunos como Babel lo pagaron con su
vida”.
No sería (parcialmente)
rehabilitado hasta los años cincuenta en la URSS, cuando ya había sido consagrado
internacionalmente.
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