Cine anarquista: 1. Libera, amore mío
Los cronistas suelen despachar más o menos sumariamente el
cine de Mauro Bolognini del que se suele hablar de una obra muy irregular
–cierto-, de que no dejó de ser un Visconti menor –ya quisieran muchos-, y se
olvida que realizó algunas obras valiosas como ésta...
Bolognini tuvo su mejor momento en los años sesenta, década durante la cual realizó algunas de sus mejores películas: La Notte Brava (1960), con guión de Pier Paolo Pasolini; El bello Antonio (1961), la historia de un don Juan provinciano (Marcello Mastroianni), al que en realidad no le van las mujeres; La Viacia (1961), su primera adaptación de una obra de Vasco Pratolini que colaboró en el guión; Senelidad (1962), memorable adaptación de una de mas novelas más conocida de Italo Svevo, y sobre todo Metello (1969), una exitosa
Mucho menos conocida pero mucho mejor y más valiente será Libera,
amore mío (Italia, 1973), adaptación de un guión escrito por Luciano
Vincenzoni que se inspiró justa y vivamente en la figura de su madre, y cabe
suponer que en alguna historia más; recordemos que Vincenzoni fue también el
guionista de “La Gran
Guerra”, una de las obras maestras de Mario Monicelli, con un
toque anarquista en clave muy irónica ya que se trata de un medio-anarquista un
tanto picarón, encarnado por más señas por Vittorio Gassman. Libera... es una
obra combativa que ponía en cuestión el “consenso” que siguió al derrocamiento
del fascismo, fue estrenada en Italia con dos años de atraso porque apuntaba
contra “demócratas de toda la vida” debidamente albergados en la democracia
cristiana.
Aquí nos llegó en formato vídeo como una película “de
guerra” más y sin ninguna reseña informativa, de manera que, por ejemplo, un
servidor, normalmente bastante advertido por las revistas, solamente se enteró
cuando años más tarde la compró en los Encantes. Libertad, amor mío cuenta a su favor con la esforzada
interpretación de Claudia Cardinale en un papel de “Madre Coraje” que vino a
ser algo así como un ensayo de la que será su interpretación más memorable, la
de La Storia
(1986) una serie de la RAI
sobre la guerra bajo la dirección de Luigi Comencini que quedará para la
historia del medio como uno de los mayores alegatos antibelicistas de su
tiempo.
La historia de Libera es la de una mujer llamada
Libera-Anarchia Valente, obviamente hija de un viejo anarquista (Adolfo Celi)
exiliado a la frontera, a Ustica por el fascismo, contra el que se pondrá a
luchar siendo muy joven. Compañera de Zenón Metteo (Bekim Fehmiu), un sastre
del Sur, más enamorado de ella que de sus ideales y con el que ha tendrá dos hijos,
Carlo y Anna; la pareja discuten y se pelean, sobre todo porque ella sigue
empeñada en comprometerse, pero se siguen amando. Libera no acepta la autoridad
y menos la del fascismo, y por desafiar las leyes se ven obligados a vivir como
nómadas, marchan primero a Livorno, después a Modena, donde se sitúan bajo el
punto de mira agobiante del comisario político de la zona, Franco Testa
(Philippe Leroy), con trágicas consecuencias.
En septiembre de 1943, se constituye la República fascista de
Salo con el apoyo de la ocupación nazi. Libera que acaba de salir de un
confinamiento de cinco años, es advertida por sus compañeros que los fascistas
la buscan para vengarse. Entonces entre en contacto estrecho con los
partisanos, actuando como enlace, llevando consigo comida y armas a estos,
entre los cuales se encuentra su hijo Carlo, todavía un adolescente. Por esta
actividad será apresada y torturada. Muchos compañeros morirán en la lucha o
bajo las sumarias y brutales ejecuciones perpetradas por el nazi-fascismo.
Cuando llega la el final de la guerra, Carlo liberará a su madre de la cárcel
padovana, y la familia puede recomponerse después de tantos avatares.
Sin embargo, los cambos se han quedado a mitad de camino, y
prueba de ello es que después del abril de 1945, Libera vuelve a tropezar
nuevamente con el comisario Testa, responsable de torturas y muertes, que
gracias a otra componenda, esta vez gracias a la democracia cristiana que lo
ampara, reaparece ahora como un respetable funcionario en el municipio, encargado
de la requisición y distribución de los alojamientos. Libera se siente
traicionada y se subleva nuevamente, vuelve a protestar, y se cuestiona
nuevamente el orden de cosas. De regreso a casa de una de sus protestas, un
experto tirador acaba con ella con un certero balazo de cuya procedencia nunca
se llegará a saber pero que bien se podía suponer.
Aunque Libera, amore mío, no se encuentra
entre las películas más elaboradas de Bolognini, la primera parte en la que
Libera se constituye en el alma de una célula familiar eminentemente militante,
es francamente magnífica, luego todo resulta un tanto más disperso. En la
segunda parte el presupuesto deja mucho que desear y la trama ofrece la
sensación de resultar un montaje o un guión insuficiente (tuvo problemas con
censura o de “excesivo” metraje), así muchas cosas quedan sin explicar o se
cuentan precipitadamente a partir de insertos documentales que no encajan
debidamente con lo que se está contando. Sin embargo está por encima de sus
títulos más mediocres, y cuenta con la virtud de representar gracias a la total
entrega de Claudia Cardinale que sin ser una señora de izquierda (interpretó a
la amante de Mussolini en una película vindicativa y ahora se le han atribuido
amores con Chirac, ¡buff¡).
Pero aquí es una actriz llena de vida y de convicción, que
pone todo su oficio al servicio de un relato concentrado y apasionado, algo que
se echa de menos en otros títulos de Bolognini, incluido los teóricamente
izquierdistas. Con todas sus limitaciones, sobresale entre los diversos
testimonios sobre la resistencia antifascista, primero por su protagonismo
femenino (de una mujer que está implicada como hija, compañera y madre, y por
sí misma), segundo porque es la única conocida que da cuentas del combate de una
fracción minoritaria, pero muy combativa, como fue la anarquista, y tercero
porque deja claro que toda aquella lucha fue traicionada.
Y la película lo cuenta todo sin tapujos, lo que explica que
todavía siga en el limbo y que no haya sido reivindicada como debiera.
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