JOHN GARFIELD PREFIRIÓ MORIR ANTES QUE
TRAICIONAR
John
Garfield murió el 20 de mayo de 1952 en Nueva York cuando estaba siendo acosado
por la policía cultural del “americanismo”, y desde entonces pasó a ser el
principal símbolo de lo que se llamó la “caza de brujas”.
Pues
bien, John Garfield no tuvo tiempo no tuvo tiempo de hacer una película en
technicolor, y no le hizo ninguna falta. En sus actuaciones mostró una clara
predilección por personajes de ficción, por historias oscuras que reflejaban en
la pantalla al hombre y a la mujer de la calle, gente trabajadora con problemas
para subsistir, y que aparecían sometida por condiciones sociales opresivas. Su
“reinado” fue coincidente con la época de mayor esplendor del cine negro, y
comienza, significativamente, en 1938 con Four
Daughter (1938)…
Actor
teatral y cinematográfico, nacido como Julius Garfinkje el 4 de marzo de 1913
en la ciudad donde fallecería, obtuvo su técnica interpretativa en las filas
del Group Theatre Garfield…John provenía, como muchos otros actores que
obtendrían renombre, baste anotar a Susan Hayward, Tony Curtis o Jeff Chandler,
de Brooklyn, por entonces uno de los barrios más miserables de Nueva York. Su
padre, un pobre sastre judío, apenas lograba mantener a su familia, y desde que
fue un muchacho, Johnny, se puso a vender periódicos, una faena muy
cinematográfica pero especialmente dura porque que la competencia era enorme.
Los muchachos luchaban desenfrenadamente para acaparar los rincones buenos de
las calles, y trataban de hacerse respetar con argumentos convincentes.
En
este contexto, John aprendió rápidamente en la escuela esta realidad cotidiana.
Para ser respetado; pegaba golpes de puño con tanta determinación que sus
compañeros veían en él un futuro boxeador. Bordeó la delincuencia que le
llevaron -como al protagonista de Los olvidados,
de Buñuel- a una escuela de inadaptados. La escuela estaba dirigida por el Dr.
Angelo Patri, psiquiatra que trabajaba con la policía, intentando de hacer
hombres a los jóvenes rebeldes de "cabeza dura" que los guardianes de
la ley le llevaban. Este tal Dr. Patri, era por lo visto un hombre inteligente,
bueno y humano y la primera cosa que hacía era encontrar en cada uno de los
pensionistas, muchas veces recalcitrantes, lo que por naturaleza les
interesaba. A partir de aquí, empezaba, como decía él: ‘a hacer los fundamentos
de un edificio".
Es desde esta experiencia que John Julius
Garfinkel se convertirá en John Garfield.
Gracias al Dr. Patri, ganó el primer premio de un popular concurso de elocuencia, dado por un diario de Nueva York, el paso siguiente fue convertirse en actor dramático. El Dr. Patri será nuevamente su angel guardián, obteniendo para él una entrevista con el célebre autor ruso, radicado en Nueva York, Jacob Ben-Ami, el cual le recomendó seguir los cursos de la "Fondation Heckscher".
Gracias al Dr. Patri, ganó el primer premio de un popular concurso de elocuencia, dado por un diario de Nueva York, el paso siguiente fue convertirse en actor dramático. El Dr. Patri será nuevamente su angel guardián, obteniendo para él una entrevista con el célebre autor ruso, radicado en Nueva York, Jacob Ben-Ami, el cual le recomendó seguir los cursos de la "Fondation Heckscher".
Era
necesario dinero para esto y John era pobre de solemnidad. Lo que ganaba, lo
entregaba a sus padres que lo necesitaban. Su firme voluntad le llevó a
solicitar una beca, gracias a la picaresca de hacerse pasar por un recomendado
de Ben-Ami. Contra todo pronóstico consiguió obtener una de las becas que
concedía el estado, lo que le permitió, continuar trabajando en pequeños
empleos, entrar en la "Fondation" y distinguirse rápidamente por sus
grandes cualidades de actor, según muchos, el mejor de su generación, una
generación airada, muy consciente de sus origines socales.
Una
vez concluido sus estudios, John no dudó en alistarse en la compañía de Eva Le
Gallienne, lo que era ya una referencia, pero como trabajaba sin cobrar nada,
no era cuestión de pararse y reposar en sus jóvenes laureles. No rechazó ningún
trabajo: fue lavavajillas, botones, limpiabotas. Pero la tarde que encontró el
olor de los escenarios, el hechizo comenzó para él. Pues ser actor, era su verdadera
vocación; este trabajo colmaba sus deseos, sus aspiraciones. Y fueron muy
pronto captados, primeramente por Otto Kruger (un secundario de toque señorial,
recordado con su cabello canoso en multitud de “policíacos”, por ejemplo, en
Historia de un detective) después por Paul Muni (le inmortal protagonista de
Scarface o Yo soy un fugitivo),
finalmente por el conocido dramaturgo de izquierdas, Clifford Odets, sostenedor
del ‘Group Theatre"…
En
este mítico teatro trabajaban una lista de elementos de talento reconocido como
Louise Rainer (La buena tierra), Elia
Kazan, Richard Conte, Jules Dassin, Frances Farmer -sobre la que habría que
decir algo-, Lee J. Cobb, Luther Adler, etc, un conjunto de actores y
directores, todos ellos ligados al cine “negro” y social más avanzado y más
crítico de su tiempo.
Está
claro que el inquieto John no pudo encontrar mejor escuela. Bien dirigido,
aconsejado y expansionándose en una afirmación cada día más acentuada, de tal
manera que en 1937 llega a Hollywood con una oferta que rechaza. Su idea era
seguir en el teatro, sin embargo, una segunda proposición de la Warner, entonces la
productora más "social" (la que pensaba más en el espectador como el
hombre de la calle, capaz de identificarse con un cine avanzado) y para la que
John rodó casi todas sus películas, le tentará. Hubiese absurdo despreciar esta
proposición tanto más cuanto en 1934, se casa con Roberta Mann, una amiga
infancia, y al poco tiempo rueda con Michael Curtiz "Four Daughters"
(1938)…
Este fue un verdadero éxito personal de John,
encarna a un joven revoltoso, y por ella fue nominado al Oscar al mejor actor
de reparto. En la trama, la unión de las hermanas que se enfrentaban a un padre
opresor (Claude Rains), era denominada “Frente Popular”, detalle que no pasó
desapercibido a la policía cultural. En el tiempo que sigue hasta 1952,
Garfield interpretará hasta treinta y una películas le seguirían muchas y
buenas, aunque no todas merecerán ser recordadas, dos de ellas al lado de
Michael Curtiz como El lobo de mar
(1941), soberbia adaptación de la obra homónima de Jack London escrita por
Robert Rossen y protagonizada por Edward G. Robinson como Wolf Larsen, y Punto de ruptura (1950), un “remake”
inconfeso de Tener y no tener, siguiendo la misma novela de Ernest Hemingway.
Conviene
no olvidar que en los años treinta y cuarenta, la izquierda democrática y
social tuvo una influencia enorme en Hollywood. Tanto es así que el "gran
dinero" consideró que, dada la influencia que la industria del cine tenía,
había que cortarles las alas que era también hacer a toda la izquierda del
partido demócrata en cuyo seno acabó integrándose lo que quedaba de la vieja
socialdemocracia, muy lejos de los tiempos de Eugene V. Debs, Jack London y
Upton Sinclair, por mencionar algunos nombres que suenan por aquí.
Entre
los actores, sin duda el más representativo de esta izquierda fue John
Garfield, un verdadero "outsider" a cuyo entierro -en triste día de
mayo de 1952, asistieron 100.000 personas. Los presentes no eran
"fans" al uso, sino hombres y mujeres del espectáculo que sabían que
aquel gesto no les iba a beneficiar para nada. El control inquisitorial era tal
que, según contaría Douglas Sirk, al día siguiente de haber comprado un libro
de Brecht, recibió la visita de un inspector para saber porque lo había hecho.
Había libertad para colocar el libro de Brecht en las librerías, pero no tanto
para leerlo.
John
no era admirado por su apostura como otros profesionales con sensibilidad
crítica como Gregory Peck sino exclusivamente por su talento ampliamente
demostrado hasta en películas mediocres, y por una línea de actuación de una
profunda coherencia en un medio como era Hollywood. Formaba parte de una élite
de grandes intérpretes provenientes de las tablas, y había demostrado su
capacidad película tras películas, casi todas ellas actualmente asequibles gracias
al formato DVD, y al declive de los prejuicios contra el blanco y negro, un
“color” adoptado de manera cada vez más frecuente. Aunque Hollywood significa
mucho dinero, Garfield sentía la necesidad de encontrar de tarde en tarde, los
focos del teatro, el contacto con un público verdadero. Cuando, en plena gloria
cinematográfica, le ofrecieron interpretar "Skipper Next to God",
aceptó con rapidez. El dinero que percibía sería insignificante para un actor
de su clase: 80 dólares semanales. Según, como esta era una mala señal para el
Hollywood reaccionario que desconfiaban de los idealistas, y que estaba
acuñando el concepto de “antifascistas prematuros”. Garfield lo fue claramente,
estuvo en todos las plataformas de solidaridad con la República española, e interpretó
a un brigadista internacional torturado por los nazis en España en The Fallen
Sparrow (USA, 1943), en laque al final mata sin titubear al citado nazi.
Su
integridad y apasionamiento profesional era admirado por muchos otros
profesionales en Hollywood. No obstante, el enrarecido ambiente que reinaba en
los medios artísticos norteamericanos a principios de los años 50, le valió una
desgracia que nadie esperaba. Estuvo entre los primeros considerados
simpatizante comunista, y a causa de esto, lo llamaron para dar explicaciones
ante el Comité de Actividades anti-americanas. Hizo declaraciones que pueden
considerarse anticomunistas: “...afirmó no haber figurado nunca en el partido
comunista al cual dijo detestar por considerarlo tiránico, antidemocrático y
peligroso para la paz mundial pero se negó
con reiteración a dar nombre alguno con respecto a los miembros de tal
organización alegando que no había conocido a nadie de quien supiera su
afiliación a la misma” (Javier Coma, Diccionario
de la caza de brujas, Ed. Historia Inédita, Madrid, p. 123).
Muchas otras gentes del cine y del teatro se
encontraron en un caso parecido, entre ellos, Arthur Miller, a quien estas
circunstancias le inspiraron su obra más famosa, Las brujas de Salem, cuya
adaptación cinematográfica tuvo que hacerse en Francia (Raymond Rouleau, 1956)
de la mano de Ives Montand y Simone Signoret, entonces los actores más ligados
al comunismo francés. Finalmente, aclaradas todas las sospechas, Garfield conoce
durante dos años un periodo difícil, será una y otra vez rechazado en todas las
tentativas de trabajo que persigue. Este hecho le afectó tanto en su moral, que
le perjudicó en su parte artística. Dos días más tarde a lo que equivalía a una
absolución por los inquisidores, tuvo una crisis cardiaca. Sufría del corazón
desde hacía algunos años, y según Coma: “periodistas significativos por su
fervor hacia la persecución maccarthista difundieron la posibilidad de que el
carismático astro estuviera decidido en sus últimos días, a cooperar plenamente
con el FBI y el HUAC pero la hipótesis no parece, desde luego, probable.”
Entre
sus películas más reconocidas, aparte de las citadas, quedan Juárez, de William Dieterle, al lado de
Bette Davis y Paul Muni, exaltación del líder nacionalista popular mexicano (y
de la República,
justificando la ejecución de Maximiliano I, y negando toda libertad que no sea
la lograda por el pueblo). Garfield interpreta a un todavía rebelde Porfirio
Díaz; la exaltación al “derecho a la pereza” Tortilla Flat (La vida es así), de Victor Fleming,
junto Spencer Tracy y Hedy Lamar, y basa en un argumento de John Steinbeck; Humoresque, melodrama pasional de la
mejor época de Jean Negulesco, junto con Joan Crawford, y en uno de los papeles
más difíciles...
Por su celebridad se la deberá sobre todo a The Postman Always Ring's Twice (El cartero siempre llama dos veces), de Tay Garnett, adaptación bastante atenuada de una novela explosiva de James Cain, pero que en su tiempo suscitó las iras de las ligas conservadoras, y que ha quedado como la mejor adaptación de las muchas de la novela; Gentieman ‘s Agreement (1947, La barrera invisible) ; Body and Soul (1947), un alegato de Elia Kazan sobre el soterrado antisemitismo del “american way life”; Body and Soul (Cuerpo y alma), de Robert Rossen, la historia de un campeón de boxeo pero que en realidad es una durísima metáfora contra el meollo del depredador del capitalismo; He Rari Alt the Way (Yo amé a un asesino), del director "maldito", John Berry, película policíaca, en donde por extraña coincidencia, John muere de una forma muy dramática…
Por su celebridad se la deberá sobre todo a The Postman Always Ring's Twice (El cartero siempre llama dos veces), de Tay Garnett, adaptación bastante atenuada de una novela explosiva de James Cain, pero que en su tiempo suscitó las iras de las ligas conservadoras, y que ha quedado como la mejor adaptación de las muchas de la novela; Gentieman ‘s Agreement (1947, La barrera invisible) ; Body and Soul (1947), un alegato de Elia Kazan sobre el soterrado antisemitismo del “american way life”; Body and Soul (Cuerpo y alma), de Robert Rossen, la historia de un campeón de boxeo pero que en realidad es una durísima metáfora contra el meollo del depredador del capitalismo; He Rari Alt the Way (Yo amé a un asesino), del director "maldito", John Berry, película policíaca, en donde por extraña coincidencia, John muere de una forma muy dramática…
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