viernes, 24 de junio de 2016

Peter Camejo, el rostro de la Internacional.

Peter Camejo, el rostro de la Internacional.

Resultado de imagen de Peter CamejoAunque en los primeros tiempos podía parecer que la crisis entre las dos tendencias era un conflicto local, no pasó mucho tiempo sin que los primeros extendieran sus dardos a la línea general del IX Congreso de la Internacional, aquel que se celebró en la ciudad de Rimini en la primavera de 1969 bajo el envoltorio de un Congreso de Sociología o algo por el estilo.
Por entonces ya se había dejado atrás la época del “entrismo”, se impuso la línea de las “ligas” o sea pequeños grupos que no eran partidos pero que aspiraban a serlo. En eso no había discusión, pero sí empezó a darse sobre las líneas que apostaban por iniciativas –armadas en algunos países de América Latina siguiendo la estela del “Che” aunque con otros criterios- que, apoyadas en las nuevas vanguardias permitieran dar un
salto en situaciones en las que la revolución se veía venir. El conflicto se daba entre una lectura digamos más clásica y otra que apostaba por una mayor audacia. Para los primeros, el referente estaba situado en el  rejuvenecido Trotsky de la segunda mitad de los años treinta,
Resultado de imagen de Peter Camejoel mismo que había iniciado la confrontación contra el “centrismo” –las formaciones que se situaban entre los reformistas y los revolucionarios siendo el ejemplo más conocido el del POUM-, que había apostado por crear la Internacional en oposición a los que lo hacían por un proceso más prolongado y más amplio. Su principal punto de apoyo en este periodo fue el Socialista Worker Party (SWP), el mismo que ahora lideraba la alternativa más clásica –la del frente único de los trabajadores en base al cual podíamos ganarle a los reformistas-, por lo que las conexiones no tardaron mucho en establecerse y actuaron como un reconstituyente para un grupo que gustaba de sentirse internacionalista en el sentido más pleno de la palabra.
Si no recuerdo mal, esta conexión se manifestó de entrada con una primera visita de un camarada norteamericano de los veteranos, del que recuerdo una intervención en un Central para explicarnos que estamos hablando de alguien con un problema psicológico como sí no se tratara de una enfermedad…Pero el delegado genuino del SWP entre 1972 y 1976, tuvo en nuestro escenario el rostro y el porte inconfundible de Peter Miguel Camejo Guanche (Nueva York, 1939–California, 2008), alguien que estaba situado en el corazón mismo de los grandes movimientos y debates que se daba en la nueva izquierda norteamericana en un momento en el que la “contracultura” ocupaba las calles, pero sobre todo las universidades, algunas de las cuales como la de la universidad de  Berkeley, había tenido su propio mayo del 68.
Se trataba con toda certeza  del líder más reconocido de la formación, un cuadro abierto y caluroso con capacidad de tratar de los temas más variados, de mostrarse brillante pero también paciente y didáctico, cualidades obligadas en un país con una clase dominante tan poderosa que había conseguido que algunos sindicatos se manifestaran a favor de la guerra del Vietnam. Personalmente no asistí a las reuniones de alto nivel, pero   sí me convertí en su acompañante más habitual, tarea que fuese porque tenía más tiempo, porque gozaba de una presencia más “elegante” (uno de los buenos consejos del Pedra) o porque era alguien con quien se podía hablar, el caso es que me ocupé dicho papel casi en todas las ocasiones, tanto fue así que en poco tiempo pasé de “Pedro” a “Piter”, nombre con el que todavía algunos preguntan por mí cuando llaman por teléfono a casa. Por entonces a nadie se le ocurrió hablar de la vida de un camarada, al menos no más allá de cuatro datos. Ha sido con ocasión de la noticia de sus he encontrado algunos datos personales, por ejemplo en algunos casos sitúan su nacimiento en los EEUU, en otros en Venezuela, todos coinciden que sus padres eran de este país, que creció en Venezuela y que incluso formó parte del equipo olímpico venezolano en 1960.
Entre otros menesteres, Peter era un emisario que viajaba de aquí para allá, sobre todo por América Latina como sí fuese por su casa y que te hablaba al detalle de Hugo Blanco, Yon Sosa u otros guerrilleros que se estimaban próximos o aliados a nuestra pequeña internacional, de los debates en la sección argentina o de los acuerdos de la última reunión del Secretariado Unificado. Durante siete años, Camejo se ocupó dentro  de su partido de la movilización contra la intervención norteamericana en Vietnam contra la que estaba la mayoría de la gente aunque en las instituciones parlamentarias únicamente se escuchaba la voz de James Fullbrigth; luego se centró en la ayuda a los presos políticos en América Latina…
Resultado de imagen de Peter CamejoDesde diciembre de 1974, fue Peter Camejo for president, una aventura que nos explicó con el mayor entusiasmo, obviamente no exento de ironía. Para acceder a semejante objetivo tuvo que superar varias etapas. La primera fue la ratificación de su candidatura por el Congreso de su partido, en agosto de 1975. Después vino el renombre que le dio el FBI, al clasificarle como “persona peligrosa para la seguridad nacional”. La misma organización multiplicó su popularidad al saberse, a finales del pasado mes de marzo del mismo año, que el propio FBI había robado en las oficinas del SWP nada menos que 92 veces. Sobre este recuerdo que nos contó que había visto numerosas fotografías de sus visitas a Barcelona, por lo que, dado mi papel, me advirtió que no se me ocurriese viajar a los Estados Unidos porque me detendrían en la aduana. De todo esto se desprendía que la formación preocupaba a unas autoridades habituadas a desarrollar la “guerra sucia” contra las lucha social y contra las minorías cuando estas comenzaban a levantar la cabeza.
Resultado de imagen de Peter CamejoEntre las anécdotas e historias que nos contaba estaba  una que resultaba de un  error en los recuentos que hizo que en un pueblo de Ohio apareció el SWP como ganador. Entonces se creó una alarma extraordinaria. La prensa conservadora –esto es un pleonasmo- habló del “soviet” del lugar, aunque lo único que sucedió es que el SWP tuvo un porcentaje inusualmente alto. En otro momento declaró: “Todos los candidatos de los dos grandes partidos representan a los ricos”. Manifestaba que había que “romper con esta situación (…) Creemos, además, que ello puede suceder más pronto de lo que muchos opinan. Hasta hace poco el capitalismo norteamericano podía dar mucho a la clase obrera, pero ahora ya no; y está en crisis. Los datos económicos son irrebatibles: hoy en día los obreros norteamericanos ganan el 6 por 100 menos que en 1962. El negro obtiene como salario promedio, el 56 por 100, de lo que gana el blanco y la mujer el 57 por 100 de lo que obtiene el hombre. Estas diferencias, además, se han incrementado en los últimos años. A todo ello hay que agregar la existencia de un 7,5 por 100 de parados”.
En una de sus elocuciones Peter declaraba que el socialismo que ellos propugnaban “para los Estados Unidos no implicaría una disminución de las actuales libertades cívicas, sino que, por el contrario, significaría su potenciación. La revolución rusa no resultó, esencialmente, porque el país estaba muy atrasado y, además, había el peligro de las invasiones extranjeras. Pensar en una invasión de los Estados Unidos es, en cambio, imposible”. A su parecer, “la humanidad desea el socialismo, pero también las libertades democráticas”. Estaba muy ilusionado ya que en  “la anterior campaña presidencial -declaró- obtuvimos medio millón de votos, estando presentes en diez Estados. Este año lograremos una cifra muy superior, ya que estaremos en 32 ó 33 Estados….
Estas cifras los colocaban inmediatamente después del candidato demócrata y del republicano, así como muy por encima del candidato del Partido Comunista norteamericano”, un aspecto de la cuestión que, a mi entender, no se podía planear unilateralmente desde el ángulo de la competencia. No era lo mismo el USAPC del impresentable Earl Browder –un tipo especialmente odiado por los maoístas que lo tomaban como ejemplo supremo de revisionismo”- del que Peter contaba que, en plena “caza de brujas”, había declarado que la persecución habría estado justifica contra los “trotskistas”, por la sencilla razón de que estos sí seguían tomando parte de “una internacional”. 
Resultado de imagen de Peter CamejoEn una de sus visitas Camejo nos trajo el principio de un acuerdo  con los libros del fondo de la editorial Pathfinder.  En este fondo había una parte significativa ya vertida al castellano. Aparte de las obras clásicas editadas con primor, me llamaron la atención la presencia de una antología de los monólogos del corrosivo Lenny Bruce (que Dustin Hoffman interpretó en el Lenny de Bo Fosse, en 1974), así como una primea antología de discursos de Malcom X, producto de la estrecha que éste mantuvo con George Breitman que, por lo demás, era el principal especialista norteamericano en la obra de Trotsky así como el responsable de algunas de las primeras ediciones científicas de sus escritos…El encuentro editorial tuvo sus frutos, tanto fue así que hasta se barajó la posibilidad de que yo trabajara en una larga entrevista a Peter que aparecería como libro. La idea surgió de una reunión en la que desarrollé una información de manera especialmente minuciosa, tanto fue así que los presentes quedaron sorprendidos. Eran un espejo de mi interés por saber detalles sobre el pasado y el presente del SWP, interés que se expresaba con toda clase de preguntas, singularmente sobre su significado de gran reserva de la contrarrevolución mundial su papel de guardián del orden establecido en Latinoamérica, su patio interior, su actuación como refuerzo en la Europa decadente.
Supongo que se me notaba que había leído, entre otras cosas, al Mandel del Proceso al desafío americano y también la obra de Daniel Guérin sobre el movimiento obrero, esto aparte de las referencias cinéfilas y literarias. Todo un informe que se prolongó  durante un buen rato. Fue entonces cuando “Monchi”, que lamentaba que yo no supiera escribir mejor porque podría trabajar en obras de encargo, por ejemplo sobre el Chile de Allende  o la revolución de los claveles, temas para los que preparé algunas guías de formación, el que sugirió  el proyecto, aunque no pudo ser porque Peter tenía que aprovechar su tiempo y no tardaría en marchar.
Resultado de imagen de Peter CamejoEntre mis recuerdos registro dos respuestas diferenciadas por parte de Camejo y de  Ernest Mandel en sendas conferencias en el Paraninfo de la Central a tope A la pregunta sobre los acontecimientos de Kronstadt,  el primero se reafirmó aunque con matices en las concepciones clásicas de Trotsky, en tanto que el segundo introdujo rectificaciones autocríticas importantes. Más tarde, leyendo las memorias de Tariq Ali en Años de lucha en la calle (Foca, Madrid, 2007), ofrece una reflexión sobre el toque sectario –de resistencia propia de los años más duros- que respiraba la base del SWP, al tiempo que anota que esto no se percibía por la gran categoría política de Joseph Hansen, que junto con George Novack, mantuvieron la herencia de James P. Cannon. No obstante, en mi trato con Camejo no percibí tal característica. Me parecía un camarada con una gran capacidad crítica, dotado de una capacidad de reflejo y análisis que nos dejaba pasmados. Claro que por esta época el ángel del sectarismo volaba sobre nuestras inseguras espaldas con toda naturalidad.
La historia del SWP se puede dividir en varias fases, siendo seguramente las más importantes, la inicial, la de los años treinta y finalmente, la que estábamos tratando y que resultó ser algo así como su punto final en un país que se sentía el pueblo elegido, y cuyo desarrollo había coincidido con el nacimiento, desarrollo y apogeo del capitalismo.  Uno de los aspectos más sobresaliente del siglo XX era el que no explica como la “lucha final” se dirimió entre el “mundo libre” o sea el Imperio y el “comunismo” o sea los países que habían tratado de superar su abismal atraso echando mano al ideal socialista…Esta lucha había estado precedida por diversas guerras sociales en la que el “talón de hierro” que, utilizando tanto la mano derecha de la represión como la izquierda de la integración, acabó destruyendo a la socialdemocracia clásica –cuyos restos acabaron integrados en el partido demócrata-, al los “wobblies” después de luchas sindicales soberbias, a los comunistas en sus dos variantes, un episodio que no se puede entender sin el papel nefasto jugado por el estalinismo.
No hay que decir que igualmente pudieron con aquella pequeña sección empeñada en cortar el nudo gordiano de la revolución internacional, sobre todo con su punto más fuerte que, a la larga, resultó ser el más débil: el de los intelectuales. Tanto fue así que tanto en la época de la “guerra fría cultural”, como en la fase del auge de los neocons, los renegados de una época y otra ocuparon el escenario.  En el último caso se llegó a decir que no se podía ser un buen neocon sin haber sido antes trotskista.
En el curso de la crisis del SWP, Camejo se distanció de esta formación e incluso lo hizo del marxismo, una evolución que desconozco en su detalles, únicamente he podido leer una información en la que Peter declara a los marxistas como “sectarios”. Sin embargo, sí se atuvo a una vieja idea estratégica del SWP, la que apostaba por la creación del tercer partido o sea por algo así como un Labour Party diferenciado del asfixiante bipartidismo, un partido que permitiera democráticamente una ala izquierda socialista, obrerista, verde, feminista, antirracista…Con este planteamiento, nuestro hombre fue candidato del Partido Verde a la gobernación de California en tres ocasiones, 2002, 2003 y 2006. En 2002, recibió 5,3% de los votos y desplazo al candidato republicano en San Francisco. En las elecciones revocatorias de 2003 quedo en cuarto lugar entre 135 candidatos.
Resultado de imagen de Peter Camejo
En 2004 se lanzo a la candidatura a la vicepresidencia del país como compañero de formula de Ralph Nader…Dejó sus actividades cuando su salud las hizo imposibles, se apartó muy afectada por un agresivo del cáncer y falleció después de un largo combate contra la enfermedad. Sentí su muerte como la de un lejano camarada o sea, de un amigo.

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