martes, 21 de junio de 2016

HISTORIAS DEL “FELIPE”

 
HISTORIAS DEL “FELIPE”
Resultado de imagen de HISTORIAS DEL “FELIPE” Julio Antonio García Alcalá
Reseña del libro de Julio Antonio García Alcalá, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2001, 334 páginas. 18,10.euros
Seguramente son muy poco los jóvenes que saben de quienes estamos hablando cuando decimos los "felipes", una palabra que convoca batallas ganadas (y perdidas) de una generación bastante degenerada. Décadas más tarde, alguno de los antiguos "felipes" han pasado por la banca, por los ministerios, y otros se han olvidado de recordar con la honrosa excepcione como la muy periodística Queríamos la revolución (1), que un antiguo “felipe”
y una de las firmas del Triunfo, Eduardo G. Rico publicó hace años (Flor del Viento, Madrid, 1998) que titula su primer capítulo acertadamente La democracia no vino de la nada (y añadimos nosotros, y mucho menos de manos de su majestad), y la del representante del sector más incombustible, Manolo Garí, y para el cual no se le pudo ocurrir mejor tituló que "El Felipe: una historia por escribir".
 Quizás este olvido sea algo normal, considerando que el antifranquismo ha quedado casi reducido mediáticamente al congreso de Suresnes,  en el que la socialdemocracia europea "coronó" al "Felipe" que todos conocemos, el González, que viene a ser algo así como un "felipe" pero al revés.  Afortunadamente, todo índica que estamos viviendo nuevamente un despertar de la memoria, para los que hemos sido testigos de los muros de silencio (o del secuestro por parte de los "especialistas" normalmente situados bajo el sol que más calienta), podemos detectar en los últimos tiempos una nueva voluntad de recuperación que se trasluce en episodios como la de desenterrar los fusilados, de libros de memoria y de historia que nos llevan a los diversos episodios de la resistencia contra la barbarie, y que se manifiesta horizontalmente en el cine a través de un género como el documental (tras el éxito de Asaltar los cielos).
 En este contexto de recuperación, también ha llegado la hora de comenzar a escribir la historia del FLP, una tarea ardua en verdad considerando el tiempo pasado, los rigores de la clandestinidad,  la variedad felipista, pero aquí está este libro de Julio Antonio García Alcalá, producto de una larga investigación, con casi cien entrevistas y la consulta detallada de una docena de archivos públicos y  decenas privados, las carpetas de muchos y muchas militantes que no querían enterrar unas vivencias que marcó sus vidas y por la que no recibieron ni quisieron recibir más recompensa que haber participado en la aventura.
Resultado de imagen de FLP, FOC y ESBA. Aunque el FLP fue una organización antifranquista de vida breve (1958-1969),  lo fue en unas condiciones en las que otras tentativas de implantación fracasaban (las de las organizaciones más tradicionales como el PSOE-UGT, la CNT y también el POUM; y en una época en la que la opción militante crítica, adquirió una especial intensidad por los riesgos obvios de un régimen que no se andaba con bromas, y por la suma de debates que entonces sacudía la izquierda, sobre todo en Francia e Italia, con la emergencia de socialismos "izquierdistas" como el del PSU francés o del PSIUP italiano, entre otros. Su primera peculiaridad radicaba en que en semejante contexto, emergió como una superación de la izquierda tradicional republicana, y contribuyó a la emergencia de una izquierda radical (en buena parte trastornada por fenómenos tan nefastos como el de los maoísmos que acabaría hundiéndose con la caída de la "banda de los cuatro").
Otra singularidad sería la extrema juventud de sus componentes, universitarios en una primera fase, con implantación obrera después, y por su autonomía en relación  a la izquierda tradicional…De hecho, se trató del primer exponente de lo que internacionalmente  se llamaría la "nueva izquierda", y como ésta, congregaba diversas heterodoxias comenzando por la incorporación de católicos heterodoxos como el inolvidable Alfonso Carlos Comín, a una lucha en la que, al decir de este último, se trataba de evitar que la izquierda jugara en el tablero de ajedrez marcado por las clases dominantes. El FLP (Fiesta en argot ceroniano) fue portavoz de una generación que unía la palabra socialismo a la de revolucionario, y que trataba de abordar una adaptación propia --estatal y nacional, hay mucho que hablar del FOC catalán y del ESBA vasco-- de las tentativas de renovación ideológica y estratégica internacional.
 En un tiempo en que el marxismo llevaba el copry Right de  la escolástica soviética, se abría camino un nuevo internacionalismo francamente solidario con las primeras revoluciones del llamado Tercer Mundo, en particular con Cuba y Argelia, pero también Palestina, Sudáfrica, Vietnam. Esta actitud resultó públicamente manifiesta a través de editoriales como las catalanas Nova Terra, Edició de Materials o Fontanella, que publicaron en aquellos años las aportaciones más avanzadas del marxismo (Marcuse, Gorz, Mandel, Deutscher, Naville, etc) y del "tercermundismo". También se planteó abiertamente una denuncia a la burocracia estalinista, editando textos disidentes como el de François Fetjö sobre la revolución húngara de 1956. En este apartado, la aportación del FLP sobrepasó ampliamente el de la izquierda tradicional de su tiempo.
Resultado de imagen de FLP, FOC y ESBA. El FLP combinaba posiciones muy diferentes, pero en su mayor parte se situaba a la izquierda del PCE en el que acabaron ingresando (o reingresando) algunos de sus militantes más significativos (Angel Abad, Vázquez Montalbán o el propio Comín, éste después de la singular experiencia maoísta en BR),  y estaba empeñado en ser una frente amplio, una especie de socialdemocracia que pudiera abarcar desde reformistas honestos hasta luxemburguistas o trotskistas, y rehusó adoptar formas organizativas y estratégicas "fuertes" como le exigieron desde su izquierda los primeros críticos que en la mitad de los años sesenta publicaron la revista "Revolución socialista", y adoptaron el POUM como referente histórico nacional.  Su evolución se desarrolló a través de tres etapas --Ios "Felipes",  I, II y III, según la divertida nomenclatura de Julio Cerón, el singular e imaginativo fundador del primero y uno de los animadores de los primeros Ruedos Ibéricos-, y pasó de ser el "Pepito Grillo" de los comunistas, para que estos fueran más abiertos y participativos, y pasar, después de numerosas polémicas,  a ser su mejor cantera e incluso su "doble" y, al final, en la línea trotskista, su sustituto revolucionario más puro.
  En el prólogo de José Ramón Recalde, otro fundador y dirigente del frente vasco (ESBA), y lejano introductor del último Lukács, se define al FLP como una patria, un proyecto político que empieza por un grupo de amigos cuya amistad se convierte en emblema y estilo propios, pese a sucesivas rupturas y abandonos. El Felipe no alcanzó su ideal de una España socialista, pero aportó a la lucha por la democracia ya su consolidación futura un plantel impresionante de políticos, intelectuales y escritores. Otras aportaciones precoces fueron el federalismo organizativo (FLP-FOC-ESBA), el eclecticismo ideológico sin dogmas, el humanismo personalista y un sentido del humor, heredado de la inteligente bondad de Julio Cerón.
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 El concienzudo estudio de García Alcalá es toda una aportación a la politología por cuanto ahonda en el debate doctrinal interno de unas organizaciones intentando aprender de la realidad y no alterarla con prejuicios dogmáticos. Se entiende bien, por tanto, la flexibilidad de un Frente que, sí al principio parece autopista, pronto analiza la tentación guerrillera y, tras vencerla, sé adapta al desarrollismo de una nueva sociedad en los años sesenta dentro de las nuevas corrientes de la izquierda francesa e italiana (PSU y PSIUP) y ciertos postulados críticos del comunista hereje Fernando Claudín. De esta flexibilidad morirá un proyecto abierto que será acusado por sus dogmáticos internos de poco revolucionario por ser poco ideológico. Cuando los "flexibles" intenten prescindir de los "rígidos" siéndolo con ellos, el frente se autodisuelve y queda como un precedente para el corpusculismo inmediato, copia del Mayo francés de 1968.
  La reconstrucción histórica es un portento de información. La historia narrada por los viejos “felipes” acaba siendo unitaria y veraz; meta difícil que permitirá conocer a sus protagonistas la totalidad de una fiesta, que la clandestinidad y su ancha geografía impedían su visión a unos topos llenos de fe que abrieron galerías en el alcázar franquista. Este libro será un regalo para todos ellos.

 
Notas
(1) El primer capítulo de este libro se titula «La democracia no vino de la nada». A partir de ahí, el periodista y escritor Eduardo G. Rico traza, a través de una serie de crónicas de ágil estilo y precisión informativa, la semblanza de una juventud que luchó contra el franquismo en una época en la que la democracia era un ideal inalcanzable y la justicia una utopía. El Frente de Liberación Popular, el FELIPE en la jerga de su tiempo, y también la Fiesta, fue el bautismo de fuego de aquella juventud. Retratar la biografía del FELIPE no es tarea fácil, pero tenía que hacerlo alguien que hubiese vivido directamente los acontecimientos de la lucha antifranquista.
Han transcurrido muchos años desde aquella época y, justo es decirlo, la perspectiva aquí enriquece el valor pedagógico de este acto de memoria histórica. Las crónicas de Eduardo G. Rico van del primer FLP de Julio Cerón, sus operaciones, la represión, los sueños del FLP (el cubano, el yugoslavo, el de la clase obrera, el del partido, el de la huelga general, etc.) hasta las cumbres, las fusiones, las declaraciones así como el qué se ha hecho de muchos de los que hicieron el Frente: 8 ex ministros de la Democracia, más de 30 altos cargos de la Administración, más de 35 catedráticos y profesores, 15 escritores y periodistas y 12 curas. Los sueños revolucionarios de la juventud de ayer vistos hoy.
 
ANEXO  APORTES SOBRE LA HISTORIA DE ACCIÓN COMUNISTA

Entre las actividades fijadas por la FAN se encuentra la recuperación de la memoria de grupos militantes ubicados en una zona amplia del marasmo revolucionario y libertario, en la que indudablemente se ubican grupos como el Frente de Liberación Popular (“Felipes), con su correspondientes ramas nacionales en Euzkadi (ESBA), y Catalunya (Front Obrer Catalá), y Acción Comunista, creada en buena medida por militantes de la izquierda del FLP…Se trataría de crear un fondo electrónico, en el que se pudiera incluir toda la información posible, y de recomponer los escritos en sus órganos de prensa. Desde este punto de vista resulta muy importante la donación que hemos recibido recientemente por parte de la familia del finado Antonio Ubierna, camarada destacado en el FLP, en Acción Comunista, y finalmente del POUM. Antonio dejó unos manuscritos de unas “memorias” que no tuvo tempo de ultimar, y mucho menos revisar. Poco a poco todo esto se irá ordenando y publicando en nuestra Web desde la que ofrecemos este primer “dossier” compuesto por varios trabajos publicados en diferentes lugares. Los lectores encontrarán más información sobre el FLP y AC en la Web de la Fundación Andrés Nin, así como en Wikipedia.

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