HISTORIAS DEL “FELIPE”
Reseña del libro de Julio Antonio García Alcalá, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2001, 334 páginas. 18,10.euros
Seguramente son muy poco los jóvenes que saben de quienes
estamos hablando cuando decimos los "felipes", una palabra que
convoca batallas ganadas (y perdidas) de una generación bastante degenerada.
Décadas más tarde, alguno de los antiguos "felipes" han pasado por la
banca, por los ministerios, y otros se han olvidado de recordar con la honrosa
excepcione como la muy periodística Queríamos la revolución (1), que un
antiguo “felipe”
y una de las firmas del Triunfo, Eduardo G. Rico
publicó hace años (Flor del Viento, Madrid, 1998) que titula su primer capítulo
acertadamente La democracia no vino de la nada (y añadimos nosotros, y mucho
menos de manos de su majestad), y la del representante del sector más
incombustible, Manolo Garí, y para el cual no se le pudo ocurrir mejor tituló
que "El Felipe: una historia por escribir".
Quizás este olvido
sea algo normal, considerando que el antifranquismo ha quedado casi reducido
mediáticamente al congreso de Suresnes, en el que la socialdemocracia
europea "coronó" al "Felipe" que todos conocemos, el
González, que viene a ser algo así como un "felipe" pero al
revés. Afortunadamente, todo índica que estamos viviendo nuevamente un
despertar de la memoria, para los que hemos sido testigos de los muros de
silencio (o del secuestro por parte de los "especialistas"
normalmente situados bajo el sol que más calienta), podemos detectar en los
últimos tiempos una nueva voluntad de recuperación que se trasluce en episodios
como la de desenterrar los fusilados, de libros de memoria y de historia que
nos llevan a los diversos episodios de la resistencia contra la barbarie, y que
se manifiesta horizontalmente en el cine a través de un género como el
documental (tras el éxito de Asaltar los cielos).
En este contexto de recuperación, también ha llegado
la hora de comenzar a escribir la historia del FLP, una tarea ardua en verdad
considerando el tiempo pasado, los rigores de la clandestinidad, la
variedad felipista, pero aquí está este libro de Julio Antonio García Alcalá,
producto de una larga investigación, con casi cien entrevistas y la consulta detallada
de una docena de archivos públicos y decenas privados, las carpetas de
muchos y muchas militantes que no querían enterrar unas vivencias que marcó sus
vidas y por la que no recibieron ni quisieron recibir más recompensa que haber
participado en la aventura.
Otra singularidad sería la extrema juventud de sus
componentes, universitarios en una primera fase, con implantación obrera
después, y por su autonomía en relación a la izquierda tradicional…De
hecho, se trató del primer exponente de lo que internacionalmente se
llamaría la "nueva izquierda", y como ésta, congregaba diversas
heterodoxias comenzando por la incorporación de católicos heterodoxos como el
inolvidable Alfonso Carlos Comín, a una lucha en la que, al decir de este
último, se trataba de evitar que la izquierda jugara en el tablero de ajedrez
marcado por las clases dominantes. El FLP (Fiesta en argot ceroniano) fue
portavoz de una generación que unía la palabra socialismo a la de
revolucionario, y que trataba de abordar una adaptación propia --estatal y
nacional, hay mucho que hablar del FOC catalán y del ESBA vasco-- de las
tentativas de renovación ideológica y estratégica internacional.
En un tiempo en que el marxismo llevaba el copry Right
de la escolástica soviética, se abría camino un nuevo internacionalismo
francamente solidario con las primeras revoluciones del llamado Tercer Mundo,
en particular con Cuba y Argelia, pero también Palestina, Sudáfrica, Vietnam.
Esta actitud resultó públicamente manifiesta a través de editoriales como las
catalanas Nova Terra, Edició de Materials o Fontanella, que publicaron en aquellos
años las aportaciones más avanzadas del marxismo (Marcuse, Gorz, Mandel,
Deutscher, Naville, etc) y del "tercermundismo". También se planteó
abiertamente una denuncia a la burocracia estalinista, editando textos
disidentes como el de François Fetjö sobre la revolución húngara de 1956. En
este apartado, la aportación del FLP sobrepasó ampliamente el de la izquierda
tradicional de su tiempo.
En el prólogo de José Ramón Recalde, otro fundador y
dirigente del frente vasco (ESBA), y lejano introductor del último Lukács, se
define al FLP como una patria, un proyecto político que empieza por un grupo de
amigos cuya amistad se convierte en emblema y estilo propios, pese a sucesivas
rupturas y abandonos. El Felipe no alcanzó su ideal de una España socialista,
pero aportó a la lucha por la democracia ya su consolidación futura un plantel
impresionante de políticos, intelectuales y escritores. Otras aportaciones
precoces fueron el federalismo organizativo (FLP-FOC-ESBA), el eclecticismo
ideológico sin dogmas, el humanismo personalista y un sentido del humor, heredado
de la inteligente bondad de Julio Cerón.
El concienzudo estudio de García Alcalá es toda una
aportación a la politología por cuanto ahonda en el debate doctrinal interno de
unas organizaciones intentando aprender de la realidad y no alterarla con prejuicios
dogmáticos. Se entiende bien, por tanto, la flexibilidad de un Frente que, sí
al principio parece autopista, pronto analiza la tentación guerrillera y, tras
vencerla, sé adapta al desarrollismo de una nueva sociedad en los años sesenta
dentro de las nuevas corrientes de la izquierda francesa e italiana (PSU y
PSIUP) y ciertos postulados críticos del comunista hereje Fernando Claudín. De
esta flexibilidad morirá un proyecto abierto que será acusado por sus
dogmáticos internos de poco revolucionario por ser poco ideológico. Cuando los
"flexibles" intenten prescindir de los "rígidos" siéndolo
con ellos, el frente se autodisuelve y queda como un precedente para el
corpusculismo inmediato, copia del Mayo francés de 1968.
La reconstrucción histórica es un portento de
información. La historia narrada por los viejos “felipes” acaba siendo unitaria
y veraz; meta difícil que permitirá conocer a sus protagonistas la totalidad de
una fiesta, que la clandestinidad y su ancha geografía impedían su visión a
unos topos llenos de fe que abrieron galerías en el alcázar franquista. Este
libro será un regalo para todos ellos.
Notas
(1) El primer capítulo de este libro se titula «La
democracia no vino de la nada». A partir de ahí, el periodista y escritor
Eduardo G. Rico traza, a través de una serie de crónicas de ágil estilo y
precisión informativa, la semblanza de una juventud que luchó contra el
franquismo en una época en la que la democracia era un ideal inalcanzable y la
justicia una utopía. El Frente de Liberación Popular, el FELIPE en la jerga de
su tiempo, y también la Fiesta,
fue el bautismo de fuego de aquella juventud. Retratar la biografía del FELIPE
no es tarea fácil, pero tenía que hacerlo alguien que hubiese vivido
directamente los acontecimientos de la lucha antifranquista.
Han transcurrido muchos años desde aquella época y, justo es
decirlo, la perspectiva aquí enriquece el valor pedagógico de este acto de
memoria histórica. Las crónicas de Eduardo G. Rico van del primer FLP de Julio
Cerón, sus operaciones, la represión, los sueños del FLP (el cubano, el
yugoslavo, el de la clase obrera, el del partido, el de la huelga general,
etc.) hasta las cumbres, las fusiones, las declaraciones así como el qué se ha
hecho de muchos de los que hicieron el Frente: 8 ex ministros de la Democracia, más de 30
altos cargos de la
Administración, más de 35 catedráticos y profesores, 15
escritores y periodistas y 12 curas. Los sueños revolucionarios de la juventud
de ayer vistos hoy.
ANEXO APORTES SOBRE LA HISTORIA DE ACCIÓN COMUNISTA
Entre las actividades fijadas por la FAN se encuentra la
recuperación de la memoria de grupos militantes ubicados en una zona amplia del
marasmo revolucionario y libertario, en la que indudablemente se ubican grupos
como el Frente de Liberación Popular (“Felipes), con su correspondientes ramas
nacionales en Euzkadi (ESBA), y Catalunya (Front Obrer Catalá), y Acción
Comunista, creada en buena medida por militantes de la izquierda del FLP…Se
trataría de crear un fondo electrónico, en el que se pudiera incluir toda la
información posible, y de recomponer los escritos en sus órganos de prensa.
Desde este punto de vista resulta muy importante la donación que hemos recibido
recientemente por parte de la familia del finado Antonio Ubierna, camarada
destacado en el FLP, en Acción Comunista, y finalmente del POUM. Antonio dejó
unos manuscritos de unas “memorias” que no tuvo tempo de ultimar, y mucho menos
revisar. Poco a poco todo esto se irá ordenando y publicando en nuestra Web
desde la que ofrecemos este primer “dossier” compuesto por varios trabajos
publicados en diferentes lugares. Los lectores encontrarán más información
sobre el FLP y AC en la Web
de la Fundación Andrés
Nin, así como en Wikipedia.
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