Sidney Lumet o la conciencia crítica del mejor Hollywood
Considerado como uno de
los mejores exponentes de la llamada “generación de la televisión” John
Frankenheimer, Martin Ritt, Arthur Penn, Sidney Pollack…), Sidney Lumet (Filadelfia, 25 de junio de 1924 - Nueva York, 9 de abril
de 2011) fue un director, productor y guionista estadounidense que más
influyeron en crear una conciencia crítica entre los espectadores…Considerado
como uno de los más enérgicos exponentes
de la “izquierda dura” de Hollywood…aparte de los detalles de su biografía, se
detalla su medio siglo de trayectoria con un comienzo y un final deslumbrantes:
Doce hombres sin piedad (Twelve Angry Men, 1957), Antes de que el diablo nos lleve (Before the Devil Knows
You're Dead (2007),
una de las mejores películas de los últimos años, y un vibrante alegato contra
la
mentalidad depredadora del neoliberalismo. Un año antes había realizado En
nombre de todos, una
valiente denuncia de las “razones de estado” que llevaron al gobierno
norteamericana a impulsar la guerra contra el pueblo de Irak.
Entre una y otra se
pueden obviar nos cuantos títulos mediocres: Esa clase de mujer (That Kind of Woman, 1959); Piel
de serpiente (The Fugitive Kind, 1960); Una cita (The Appointment, 1969),; Supergolpe
en Manhattan (The Anderson Tapes, 1971),
una buena idea lastrada por un enfoque excesivamente sincopado y sardónico; ); Equus (íd., 1977); El
mago (The Wiz, 1978); Dime
lo que quieres (Just TelI Me What You Want, 1979), etc.
En un terreno mediano
colocaría la muy popular Serpico (1973),
en la que Al Pacino se impone como estrella, lo contrario de lo que sucede en
la magnífica Tarde de perros (Dog Day Afternoon) (1975), una película plena de
connotaciones libertarias.
Lumet era un cineasta
nutrido en las mejores tradiciones teatrales, y dedicó una amplia parte de su
filmografía a la adaptación de autores como Chejov, Tennessee Williams, Arthur
Miller, Eugéne O’Neill, Peter Shaffer o Ira Levin. El
grupo novela
homónima de Mary McCarthy, abordaba la nueva psico-sociología nimbada de una
ligera audacia vanguardista con su punto de homenaje al trotskismo, aunque
cabría anotar que la película fue muy “aligerada” en la sala de montaje, de
manera que su trama da la sensación de apretar demasiado argumento para tan
poco metraje.
Pero la mayoría de sus
títulos son de los buenos, algunos incluso deslumbrantes: Panorama desde el puente (A View From the Bridge, 1962), magnífica versión de una
obra de Arthur Miller, un film olvidado cuando representa uno de los mayores
logros del neorrealismo norteamericano; Larga jornada hacia la noche (Long Oay’s Journey into
Night,íd.), una de las mejores adaptaciones de Eugene O´Neil en el
cine, una obra que nos recuerda a Lumet como uno de los puntales de la
“generación de la televisión”, un apartado de su carrera que solamente está
siendo recuperado entre nosotros en los últimos tiempos gracias al DVD.
Cineasta del conflicto, Lumet traduce según sus propios términos, “la lucha dei
hombre por un mejor conocimiento de sí mismo frente a un mundo hostil”. Coloca
a sus héroes en situaciones dramáticas sin salida aparente, les enfrenta a la
violencia totalitaria (The Hill), al racismo (El
prestamista) a
la dictadura (Network) al holocausto nuclear en Punto límite (Fail Safe, 1964), una escalofriante
aproximación a una de las crisis nucleares más serias sufridas por la
humanidad, y que más tarde sería objeto de un vigoroso “remake” de Stephen
Frears producido por George Clooney…
No menos interesante fueron El
prestamista (The Pawnbroker, 1965);The Hill (id), una de las evocaciones
más rigurosas al drama de la supervivencia de los campos de extermino; un
intenso alegato antimilitarista, parte de la rica colaboración de Lumet con
Sean Connery de la que destaca igualmente La ofensa (The Offense, 1973), un “thriller”
oscuro donde los haya en el que todo indica que el psicópata perseguido puede
ser el mismo policía; Llamada para un muerto (The Deadly Affair, 1967), una de las mejore
adaptaciones de John Le Carre, digna continuadora de El espía
que regresó del frío…
Pero el mejor registro
de Lumet fue el del policiaco “glaciar”, la serie de películas sobre el mundo
del hampa y de la policía vistos como fenómenos complementarios en títulos del
valor de El príncipe de la ciudad (Prince of the City, 1981); Veredicto
final (The Veredict, id);Distrito 34:
corrupción total (Q & A) (1990); El abogado del diablo (Guilty as Sin) (1993);La noche cae sobre Manhattan (Night Falls on Manhattan) (1997); Declaradme culpable(Find
Me Guilty) (2006), y
claro está, Antes de que el diablo nos lleva, que viene a ser como la
culminación de la carrera de un director situado siempre en los límites de lo
“permitido”, un valioso representante de una generación, la de la televisión,
en la que se incluyeron otros que hace tiempo dejaron el cine y la vida… Lumet realizó Daniel,
una película sobre la historia de los Rosenberg, pero de esta ya habrá ocasión
de hablar con más detalles otro día.
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